Claudia Sheinbaum cambió la estrategia de seguridad en México, pero los políticos coludidos con el narcotráfico que merecen la cárcel, siguen en libertad

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Claudia Sheinbaum Pardo FOTO: WEB

Cuando Claudia Sheinbaum tomó el cargo de presidenta de México sabía que la administración pasada había sido administrada bajo la absurda frase que inventó Andrés Manuel López Obrador: “Abrazos no Balazos”. La actual presidenta tenía conocimiento que la situación en México estaba en serios problemas respecto al índice de violencia y a las células delictivas. La estrategia de seguridad de Sheinbaum ha logrado la detención de varios delincuentes que, de cierta manera, son pieza clave en las estructuras delincuenciales, sin embargo, no ha tomado las decisiones correctas.

En varios estados de la republica el verdadero problema está en el sector político. Son los mismos gobernadores y alcaldes los que están apoyando a las células criminales y por eso el crimen organizado se ha empoderado. Uno de los casos más evidentes es el del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, que, por su historial, en el que se le implica con células delictivas, debería estar en la cárcel.

Pero no, el gobernador sigue en libertad. Sigue al mando de un estado al que nunca ha querido gobernar de la forma correcta, a favor de la ciudadanía. Así como el gobernador de Sinaloa hay varios funcionaros políticos en México que han permitido que el crimen organizado sea quien mande. Si nosotros como ciudadanos sabemos esto, ¿la presidenta no lo sabe?

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