Antes de que existiera la Secretaría de las Mujeres, existía el Instituto Nacional de las Mujeres. Pero también existía la Comisión Nacional para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. Pues estas dos dependencias desaparecen para formar una Secretaría. Reportan medios informativos que la denuncia de trabajadoras del Inmujeres y Conavim, que fueron obligadas a elegir entre firmar su liquidación o continuar en una nueva plaza con menor salario y perder su antigüedad.
El reporte indica que “ante la reforma que creó la nueva dependencia, 151 personas de las 251 trabajadoras de Inmujeres –de las cuales la gran mayoría son mujeres– optaron por terminar la relación laboral frente a la incertidumbre de un nuevo puesto en la Secretaría que estará a cargo de Citlalli Hernández”.
Por supuesto, si estas mujeres quisieran buscar la protección de una institución que defienda a las mujeres tendrían que acudir a la Secretaría de las Mujeres y verle la cara a Citlalli Hernández, que en este caso fue la que ordenó que se pasara la guillotina a muchas de las mujeres que quedaron desprotegidas. Como dice el dicho, “en casa del herrero, azadón de palo”.