Fueron varios balazos los que detonó sobre su víctima y después, como si nada, salió del establecimiento. El menor estaba a un lado de la víctima y observó cuando perdía la vida. El niño observó como la sangre brotaba del cuerpo del hombre y no pudo hacer más que taparse la cara. Se cubrió el rostro como intentando ocultarse del asesino. El niño se quedó inmóvil en su asiento, incluso cuando todos los que estaban en el lugar se esfumaron rápidamente. Después llegó un hombre y sacó al menor de la barbería.
El muerto quedó tendido en el suelo hasta que llegaron las autoridades. Respecto al caso el alcalde de Ahome, Gerardo Vargas Landeros dijo: “Se trató de un accidente que involucró a una persona ajena a la localidad; no es mochitense ni sinaloense, provenía de otro estado de la República y fue atacado en una barbería”. La respuesta del alcalde no es más que una justificación. Lo agravante del caso es que la delincuencia organizada está desatada a tal grado que frente a un niño acribillan a sus contrarios. En la declaración del alcalde también dijo que la víctima no era de Sinaloa y tenía antecedentes penales.