Imagine usted la capacidad que tienen los carteles del narcotráfico que operan en Sinaloa. Desde un dron en el aíre pueden llevar explosivos y lanzarlos de manera precisa en contra de algún objetivo. Las últimas investigaciones señalan que el auto que explotó en Culiacán no fue un auto bomba, ni tampoco un tanque de gasolina incendiado. Un dron lanzó un pequeño misil en contra de ese auto que transportaba armamento. Todavía el secretario de Seguridad de Sinaloa, cómplice de la violencia y de la desinformación en ese estado, trató de ocultar los hechos acusando que todo había sido un accidente.
El mismo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch tuvo que reconocer: «No ha sido un coche bomba, al parecer es un artefacto como un tipo dron. Sí hay un vehículo incendiado, no hay heridos. No fue dentro de Culiacán, es municipio de Culiacán, pero es un ejido a las afueras. No se registran personas heridas y se descarta que haya sido un coche bomba».
Si los narcotraficantes pueden lanzar misiles explosivos en contra de los autos de sus enemigos, también lo pueden hacer en contra de cualquier objetivo, incluso objetivos civiles. Van tres meses de guerra en Sinaloa y ni al gobierno estatal ni al federal les ocupa detener esa guerra.