Para la iglesia católica San Judas Tadeo es el santo de las causas difíciles o de las causas perdidas; eso no es cualquier cosa. Es decir, cuando ya se le ha rezado a muchos santos y no se ha logrado que se solucionen los problemas o que se alivie una queja, no queda de otra que acudir a San Judas Tadeo, el santo de las causas perdidas. Judas Tadeo fue uno de los 12 apóstoles. En el Evangelio de Juan se distingue a Tadeo de Judas Iscariote, el que traicionó a Jesús. A pesar de la santidad que le otorga la iglesia católica, San Judas Tadeo ha sido convertido en “San Juditas”, quien ha pasado de ser el santo de las causas perdidas a ser el santo de los malandros. Dicen que todo empezó en Sinaloa, donde los narcotraficantes colocaban imágenes de San Juditas junto a la imagen de Martín Malverde, el protector de los narcotraficantes y de los pobres.
De ahí se empezó a relacionar a San Judas Tadeo con la protección brindada a los ladrones, quienes le rezaban para que los librara de la cárcel. Todos estos malandros, que por su conducta delictiva se habían quedado sin santo al cual rezarle, encontraron en San Juditas al santo que les podría brindar ayuda para sobrevivir en las calles, enfrentar desafíos en las cárceles y lidiar con conflictos de pandillas.
Si bien la iglesia católica ha negado que San Judas Tadeo sea el santo de los malandros, a los criminales eso les ha importado poco, y abiertamente le rezan y le rinden devoción. Baste con ir al templo de San Judas en la Ciudad de México para darse cuenta el tipo de personas que le van a rezar al santo; todo Tepito se desborda para rendirle culto. Es más, los devotos no tienen empacho en poner a su San Juditas al lado de su Santa Muerte.