Ya se encuentra en el Palacio Legislativo de San Lázaro la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la ministra Norma Piña. La presidenta electa Claudia Sheinbaum, esperó hasta el último minuto para anunciar que se había girado invitación a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación: «Va a estar la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es un acto republicano, está el Congreso de la Unión, están los gobernadores, las gobernadoras». Habría que mencionar que, en otras ocasiones, en actos “republicanos”, el presidente López Obrador ignoró a los ministros de la SCJN; pero no sólo los ignoró, poco hombre como es, atacó a la ministra Norma Piña y hasta aplaudió a las hordas que la violentaron, la insultaron, la agredieron.
Si por López Obrador hubiera sido, Norma Piña no estaría en San Lázaro, estaría en la cárcel. Claudia Sheinbaum, con este acto de cortesía republicana, está dando su primer deslinde de la forma de gobernar de López Obrador.
Por cierto, Norma Piña no se iba a perder el momento en que López Obrador, quien hizo todo por destruirla, dejara el poder; no se iba a perder Norma Piña el momento en que la realidad le deje claro a este aprendiz de tirano, que el poder no dura para siempre. Ella hubiera querido estar en primera fila para que el misógino indecente se diera cuenta de que ella sigue en pie; y ahí estará, en primera fila.
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