Un galeón del siglo XVIII ha reavivado antiguas rivalidades entre México y España, al desenterrar 420 piezas de oro, esmeraldas y diamantes en el Arrecife Alacranes, ubicado en las costas mexicanas. Este descubrimiento, que representa apenas el 1% de la carga total del barco, ha sido suficiente para desatar una batalla diplomática por la propiedad del «Tesoro de Alacranes». El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México lidera la investigación, pero España ha alzado la voz, reclamando la propiedad del tesoro por tratarse de un galeón de su Flota de las Indias, un convoy que transportaba las riquezas del Nuevo Mundo hacia Europa. Las autoridades mexicanas, por su parte, sostienen que el tesoro descubierto en sus aguas territoriales forma parte de su patrimonio, amparándose en la Ley Federal de Monumentos.
El hallazgo no solo contiene objetos de incalculable valor como anillos de oro de 24 quilates y relicarios adornados con piedras preciosas, sino que también ofrece nuevas pistas sobre las rutas comerciales y navales que conectaban las colonias americanas con la Europa del siglo XVIII. Sin embargo, el verdadero tesoro podría seguir oculto bajo los corales, ya que los arqueólogos apenas han explorado una mínima parte del arrecife.
Mientras el tesoro se exhibe en el Museo de Arqueología Subacuática en Campeche, la controversia crece. Colombia también ha mostrado interés en el tesoro, señalando que el oro podría haber provenido de sus minas coloniales. Este conflicto internacional no solo está alimentado por la codicia, sino también por el deseo de reivindicar una historia compartida, aunque dolorosa.
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