“Alta traición”. Se aprueba la reforma judicial. A partir de ahora mi país es mi gente, mi familia, mis amigos, mis adultos mayores…

Traición
“Alta traición”. Se aprueba la reforma judicial. A partir de ahora mi país es mi gente, mi familia, mis amigos, mis adultos mayores… FOTO: WEB
- en Avenida Principal, Carrusel

Dice José Emilio Pacheco en su poema “Alta traición”: «No amo mi patria./Su fulgor abstracto/es inasible». José Emilio Pacheco, gran lector de Jorge Luis Borges, tal vez recordaba ese pasaje de “El jardín de senderos que se bifurca” en el que el espía oriental, Yu Tsun, reconoce ante la adversidad: «Pensé que un hombre puede ser enemigo de otros hombres, de otros momentos de otros hombres, pero no de un país: no de luciérnagas, palabras, jardines, cursos de agua, ponientes». No, no se puede ser enemigo de un país, aunque muchos se afanen en crear discordias entre connacionales. En estos días de manifestaciones en las plazas públicas por causa de la reforma judicial, casi pasaron desapercibidas, pero alguien logró hacer eco de ellas, las palabras de la que será titular de la Secretaría de la Mujer, Citlalli Hernández.

Ante las protestas de trabajadores del Poder Judicial y de estudiantes universitarios, la señora, militante de Morena, amenazó: «Con nuestra mayoría, ya habríamos tomado el Poder Judicial si quisiéramos». Esto sólo lo puede decir una mujer cargada de cretinismo, de mediocridad; una mujer que cree que el golpe de estado es la mejor fórmula para solucionar los problemas de este país; imponer la fuerza de su mayoría artificiosa, artificial. La tarde del martes 3 de septiembre, decenas de personas marcharon desde Los Tecajetes al centro de la ciudad de Xalapa para manifestarse a favor de la reforma judicial; sí, a favor. Obvio eran trabajadores del estado, empleados obligados a manifestarse sobre un tema que desconocen.

Daba pena ver esos rostros, algunos muy jóvenes, apoyando una ley que le corta las venas a la democracia de este país. Entonces me avergoncé de ser mexicano. Como José Emilio Pacheco debo confesar que ya no amo a mi patria, al menos no esa que representa Morena, esa que está destruyendo a México. Ante esa embestida agresora no nos queda de otra que hacer comunidad.

A partir de ahora mi patria es mi gente, mi familia, mis amigos, mis adultos mayores, mis trabajadores y las personas que tocan a mi puerta para pedir ayuda; a partir de ahora mi patria, como dice Borges, es sus «luciérnagas, palabras, jardines, cursos de agua, ponientes». No amo mi patria, pero como dice José Emilio Pacheco sobre su patria: «Aunque suene mal daría la vida por diez lugares suyos, cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas, una ciudad deshecha, gris, monstruosa, varias figuras de su historia, montañas y tres o cuatro ríos».

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