La extinción del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) surgido de la lúbrica idea de un gobernante que garantizó que, con esta palanca de apoyo, lograría que el sistema de salud mexicano sería semejante al de Dinamarca. Hoy, sin un dejo de vergüenza y remordimiento, la fauna legislativa morenista, después de tres años de existencia, lo desaparece por completo con 266 votos a favor y 222 en contra.
Por cierto, para variar, el secretario de Gobernación Adán Augusto defendió en la conferencia mañanera la desaparición del Insabi, sin justificar su extinción muchos menos, el destino de sus recursos. El funcionario aseguró, como hace tres años lo hizo el presidente, que «ahora sí habrá gratuidad y atención médica universal».
Lo que no quiere reconocer el Gobierno Federal es que el sustituto del Seguro Popular, resultó en un rotundo fracaso.
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