Desaparecer a los periodistas

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Bernardo Gutiérrez Parra / Cuando Andrés Manuel López Obrador dijo que daría a conocer los nombres de periodistas chayoteros, su popularidad y credibilidad estaban por las nubes. Eran los primeros meses del 2019 y nadie ponía en duda que su fama de demócrata justo, austero e incorruptible, le otorgaban la calidad moral necesaria para exhibir a los mercenarios de la pluma.

El 24 de mayo su gobierno filtró al diario Reforma una lista con 36 presuntos choyeteros junto con las cantidades que recibieron del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Ese mismo día, los supuestos chayoteados lo desmintieron al manifestar que las cantidades mencionadas no eran producto de embute alguno, sino de convenios legalmente suscritos que incluso generaban impuestos. Y el que se defendieran con prontitud sin duda evitó un mal mayor.

“Lo que quería el presidente (porque te aseguro que eso deseaba), era que la gente nos linchara donde nos encontrara para luego, desde sus mañaneras, reprobar el ataque y hacer como que nos defendía” me dijo en ese entonces uno de los columnistas que apareció en la lista.

“Lo que hizo López Obrador fue dar a conocer los nombres de 36 periodistas que se supone recibimos 1,081 millones de pesos entre todos. Pero fuimos decenas de la capital y de provincia los que suscribimos convenios con el gobierno de Peña que sumaron billones de pesos. Y lo justo es que hubiera nombrado a todos”, agregó.

“¿Sabes por qué sólo mencionó a 36?”, me preguntó. “Porque son los más críticos con su gobierno” contesté. “No, si así fuera la lista sería interminable. Nos señaló porque somos los que más odia. Y el mensaje a sus seguidores fue ‘donde los encuentren túndanlos’. Y ese es nuestro temor”.

Y por lo visto el temor continuará.

Este sábado durante la manifestación a favor del presidente en el Zócalo (porque a eso fueron los acarreados y no a conmemorar la Expropiación Petrolera), personas de la tercera edad repartieron un panfleto con tintes supuestamente bíblicos:

“Todo aquel que tenga malos pensamientos para mi presidente Lic. Andrés Manuel López Obrador, hijo predilecto de reyes de mi corazón, hijo del cielo y de la tierra, los malos pensamientos que tengan y que por medio de periodistas que se venden por unas monedas de plata como en el tiempo de Judas, tiempo final como el Apocalipsis. Tiempo para los malos y serán desaparecidos”.

Quien sea estudioso de la Biblia sabrá que algo del texto fue sacado de extractos bíblicos y pegado de manera perversa con la intención de dañar.

Quizá un renglón se tomó de Proverbios 21:7-9 que dice: “La maldad de los malos acabará con ellos pues se niegan a practicar la justicia”. Pero estas palabras fueron retorcidas

inicuamente al pasarlas al panfleto. Y a renglón seguido también en Proverbios, vienen diez palabras que no se incluyeron en el panfleto, pero que le quedan como anillo al dedo a ya sabes quién, lector. “Los perversos siempre están tratando de engañar a los demás”.

El resto del libelo parece escrito por un orate: “Alerta, alerta, nos quieren destruir… con misiles. Orar Padre Nuestro 13-3-26 PRI, PAN, PRD los de la INEA, senadores, INE mafiosos, por ellos comenzaron los problemas. Basta ya. Salinas, Elektra, Banamex y otros bancos están saqueando baciando (sic) las arcas de México. Alerta con el litigio es de México (es evidente que el orate quiso decir litio). Nos quieren robar, alerta” y otras lindezas.

Volviendo al punto, mal escrito y lo que sea el mensaje del panfleto es muy claro: Aquel periodista que critique a Andrés Manuel será desaparecido.

En cualquier país democrático hubieran detenido a los panfleteros para interrogarlos hasta dar con el autor intelectual y llevarlo ante un juez por incitar a la violencia y el asesinato. Pero aquí no pasó nada.

Otros fanáticos de AMLO quemaron una imagen de la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, lo que desató un alud de protestas en las redes, al grado que el presidente mandó a su esposa a calmar a la raza.

Y doña Beatriz escribió entre otras cosas bonitas: “Subamos en nivel, no la violencia. Más amor urgentemente”.

En lo personal quisiera creerle, pero me niego a aceptar que ignore que es su marido el principal responsable de vomitar odio e incitar a la violencia.

A los periodistas Andrés Manuel les ha dicho de todo: vendidos, rateros, rastreros, cínicos, déspotas, conservadores, ladinos, aspiracionistas, deshonestos, hipócritas, falsarios, neoliberales, mafia del poder, corruptos, indignos, serviles, miserables y por supuesto chayoteros. Y si a lo anterior le agregamos lo del panfleto… futa.

¿Qué hacer cuando cualquier periodista en cualquier punto del país puede estar en la mira de un fanático o un lunático?

A falta de apoyo y protección, porque no los tenemos, el único camino es recurrir al auxilio, benevolencia y amparo del santo de nuestra devoción y de la Divina Providencia.

Y es que en serio lector, no hay de otra.

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