En contraste la ministra presidenta ha sabido mantenerse al margen ni se ha enganchado muy a pesar de los insultos y acusaciones temerarias del Ejecutivo federal. Lo lamentable del caso es que este ambiente de violencia contra la representante del poder Judicial pudiera acarrear lamentables consecuencias, sobre todo, si el mismo presidente sigue descalificando a la ministra presidenta de la Suprema Corte.
Ojalá y que cesen estas descalificaciones, no es sano para nadie, sobre todo que se encuentra en peligro la integridad de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia.