Explicó el presidente que no es espionaje, que es inteligencia lo que lleva a cabo su gobierno. Lorenzo Meyer, para agregar a la justificación del presidente, declaró: «No es escandaloso que haya un Centro Militar de Inteligencia». Sabe Lorenzo Meyer que el problema no es que se tenga un centro de inteligencia en el gobierno federal. El problema es que se quiera disfrazar como acciones de inteligencia el espionaje por parte del gobierno. ¿Por qué le sigue el juego Lorenzo Meyer al presidente? ¿Por qué abona a su juego sucio?
Pues resulta que el hijo de Lorenzo Meyer, un tal Román Meyer Falcón, es el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano. Lorenzo Meyer vive el mismo dilema que Cuauhtémoc Cárdenas, quien, por no hacer enojar al presidente, por el miedo a que corran a sus vástagos de su dependencia, doblan las manitas ante López Obrador, o intentan hacer el caldo gordo a su incongruencia.