Jano, uno de los dioses más interesantes en la mitología de la Antigua Roma, es representado bajo la forma de un ser con dos caras contrapuestas, que miran en direcciones contrarias. Pues tal pareciera que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador se identifica plenamente con él, ya que también tiene dos caras y dos opiniones contradictorias.
Por un lado, muestra un rostro de beneplácito y complacencia con los gobiernos de Cuba y Nicaragua y, por otro lado, muestra un rostro de inquina y desaprobación contra el gobierno de Perú. Según el ejecutivo federal, no quiere legitimar un “golpe de Estado”, y no quiere reconocer a la presidenta Dina Boluarte, tras la caída de su ‘amigo’ el expresidente Pedro Castillo.
Por otro lado, llama la atención las consideraciones que ha tenido con el presidente Díaz-Canel” al que se le entregó la máxima condecoración mexicana -del Águila Azteca-, en un claro mensaje de apoyo a la dictadura cubana. Así es como actúa el Jano tabasqueño posmoderno, un hombre de contrastes muy marcados.
Comentarios