¿Por qué ansían tantos jugadores del futbol mexicano llegar a ser seleccionados para un Mundial? ¿Para ganar partidos y dar a los aficionados el gusto de verlos ganar? ¿Para hacer quedar bien a México y su futbol? ¿Para que el nombre de México sea puesto en alto? No. Muchos jugadores ansían ser seleccionados porque ahí está el “bisnes”. Porque los pueden contratar para anunciar rastrillos, galletas, bebidas energéticas, zapatos deportivos, televisores, compañías de teléfonos y hasta preservativos. El “bisnes” es lo que le ha dado en la madre al futbol mexicano.
Señala un artículo publicado en El País: «Desde 2003, la selección tiene un acuerdo con Soccer United Marketing (SUM), el brazo empresarial de la Major League Soccer (la liga de EE UU) y la empresa que tiene los derechos comerciales del equipo de México en Estados Unidos. La cifra reportada es que los dueños del balón reciben dos millones de dólares por partido jugado en suelo estadounidense. No es un mal negocio para la contraparte: SUM calcula una asistencia promedio de 60.000 espectadores durante la última década y las entradas se venden más o menos a 80 dólares. Eso sólo por los ingresos de taquilla».
Y es que mientras las selecciones de Europa se preocupaban por entrenar y jugar partidos con sus similares, en México los seleccionados pasaban para la revista de moda masculina GQ (Gentlemen’s Quarterly). Ahí posando con ropa de diseñador aparece Henry Martin, Edson Álvarez y Memo Ochoa entre otros. Lo repetimos, mientras el futbol en México siga teniendo el signo de pesos, o de dólares, nunca de los nunca ganaremos una Copa del Mundo.
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