El artero asesinato de un militar de alto rango cimbró por completo al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la noticia del fallecimiento del general José Silvestre Urzúa Padilla, coordinador de la Guardia Nacional en Zacatecas, prendió los focos de alarma de un gobierno que le ha apostado a una estrategia de “abrazos no balazos.
Se sabe que el asesinato ocurrió cuando el militar descendió de su camioneta, durante un enfrentamiento con personas armadas, suscitado en el municipio de Pinos, en el estado de Zacatecas. La Guardia Nacional publicó ayer mismo una esquela en la que expresa su profundo pesar por la pérdida. El gobernador Monreal hizo lo propio y ofreció sus condolencias a la corporación y al Ejército.
Ojala y que el ejecutivo federal se dé cuenta que es necesario ofrecer seguridad y garantías a los militares que se enfrentan contra grupos delincuenciales que están mejor armados que los propios militares. Además, qué caso tiene que el ejército mexicano y la Guardia Nacional, estén armados, si estas no pueden ser usadas por una política absurda de “abrazos y no balazos”.
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