Escudado en un discurso exagerado de protección hacia los pobres, el presidente López Obrador sigue empecinado en que su marcha a modo no será de acarreados y que los asistentes pagarán su propio transporte. Señaló que la marcha del domingo podría ser “la última” que encabece. Si bien nadie sabe qué pasará en el futuro, por lo que celebró que ésta estará llena de simpatizantes contentos con los resultados de su administración, pese a que los opositores califican la movilización como “desfile” o “marcha de acarreados”.
Lo cierto es que, en todo el país, su grupo de gobernadores morenistas hacen hasta lo imposible por contratar autobuses para “transportar” a los contingentes de simpatizantes. Por cierto, el Ejecutivo federal dijo que le llama la atención que sus adversarios políticos se encuentren molestos con el Gobierno Federal, cuando deberían sumarse a esta celebración.
Pues al parecer, el presidente sigue creyendo que los mexicanos se chupan el dedo y que seguramente le creen que los miles de asistentes se pagarán sus propios gastos. ¡Por favor!, eso ni sus propios correligionarios le creen.
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