El nivel de mediocridad de un pueblo se mide por lo que sueña, por lo que desea. Es cierto, hay que ser realistas, pero si se trata de soñar, mejor soñar a lo grande; si se trata de desear, hay que desear lo mejor. La empresa trasnacional Sabritas, distribuidora de papas, chicharrones y otras frituras, lanzó una campaña en televisión y en redes sociales, a unos días de que inicie el Mundial Qatar 2022. En el spot comercial unos cronistas de futbol celebran con júbilo uno de los triunfos de México. ¿Acaso ganaron la Copa del Mundo de futbol? No, celebran como nunca que supuestamente ganaron el cuarto partido, lo que les da el boleto para jugar el quinto partido.
Señalan en el spot que desde 1986, hace 36 años, la selección de futbol de México no llega al quinto partido. Señala Sabritas: «¿Y si nuestro deseo se hace realidad? #ElQuintoPartido». Ese es el nivel de mediocridad del futbol en México, aspirar a un quinto partido. Mientras otros equipos sueñan con ganar la Copa del Mundo, en México sólo desean ganar, aunque sea el cuarto partido. Debería darnos coraje este tipo de publicidad, pero en lugar de eso a muchos les da ilusión, a los más sensatos les da lástima.
Lástima que un país entero esté en vilo por una selección que no los merece. Da lástima que cada Mundial que pasa nos enteramos de las fiestas en que participan los seleccionados nacionales, fiestas con mujeres, con alcohol, con drogas. Por eso a México sólo le queda soñar con un quinto partido. ¡Pobrecitos!
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