Monreal, importa que hablen de él

Monreal
Ricardo Monreal Ávila FOTO: WEB
- en Opinión

Irineo Domínguez Méndez / Ricardo Monreal está en boca de todos los políticos y en millones de ciudadanos – mexicanos y extranjeros – interesados en la sucesión presidencial de nuestro País. La guerra sucia iniciada en su contra es ilustrativa para la ciudadanía, toda vez que desnuda la lucha intestina por el poder de los morenos. Otra “encuerada” de los morenos es la división ya existente entre ellos, resulta imposible ocultarla. La unidad propuesta de Amlo en favor de la unidad hace eco de manera graciosa; cada uno de ellos grita: “unidad a mi alrededor”. Las tribus morenistas no la aceptan; están aplicando su dicho: “quienes no están conmigo, están en mi contra”. Las tribus no respetan las reglas del juego mandatadas por el Estatuto morenista; mucho menos las legales. El INE tiene miedo (o se hace el pendejo) y evita pronunciarse respecto a actos anticipados de precampañas.

El senador Monreal hace referencia a una “guerra fratricida” que indica la permanencia de una práctica política que se creyó desterrada, al menos en este partido, en la que “el más poderoso adversario político se encuentra entre los compañeros de partido”. La disciplina para lograr la permanencia de un nuevo sistema de gobierno no importa; para las tribus morenistas es mejor luchar por el poder personal y el grupal. Así, el proyecto de Amlo peligra.

Monreal vislumbra otra “derrota” como la recibida en la elección interna de candidato a gobernador para la ciudad de México del 2018, en la que “perdió la encuesta”. El hecho ocasionó temor en Amlo por la probable salida de Monreal de Morena; incluso, se pensó que podría ser postulado por la oposición, la cual estaba – y sigue – perdida. Amlo determinó que Monreal fuera senador y presidente de la Junta de Coordinación Política del senado. Su jugada dio excelente resultado. El trabajo político realizado en esa Cámara, en favor de las propuestas de Amlo, le han valido el reconocimiento del presidente; no existe otro político que le iguale en experiencia legislativa y conocimiento de los adversarios que hoy son parte de ese poder. Es cierto, el presidente le brinda un respeto a su trayectoria política y legislativa; se conocen desde hace mucho tiempo: desde que abandonaron al PRI.

EL espectro político (sí: fantasmal) anuncia el acomodo y amarres de las tribus que se apoderan del partido Morena. Sobresalen: la tribu de los gobernadores, al más puro estilo priísta; le sigue a ésta la tribu de disidentes integrados por senadores y diputados federales; por último, está el representado por las dirigencias partidistas.

Los gobernadores impulsan candidaturas de sus “propios gallos”; sea para presidente, senadores, diputados federales o locales. Los senadores y diputados también promueven a sus candidatos o buscan la reelección. En ambos casos “la unidad” dependerá de los acuerdos que logren estas dos tribus; principalmente con gobernadores que concluyen sus periodos en el 2024. Las diferencias entre estas dos tribus morenistas no son tan difíciles de resolver: senadores y diputados federales se reeligen con el aval del gobernador en turno y apoyan al mismo candidato a presidente de la República.

Otro espectro político lo representa la tercera tribu: los dirigentes nacionales, que pueden impedir el acuerdo referido anteriormente. Dichos dirigentes “tienen la sartén por el mango”; estatutariamente son ellos los que decidirán las candidaturas y sus registros. Para mantener su poder hasta el 2030 necesitan promover a sus propios aspirantes; ganando sus candidatos pueden sobrevivir hasta ese año al igual que los senadores y diputados actuales o los nuevos. Mario Delgado maniobró (¿o manipuló?) el congreso nacional para conservar el cargo de presidente hasta el 2024, pues, su periodo concluye – legalmente – el próximo año y los demás integrantes del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) dejarán de serlo hasta el 2025. Entonces, “las encuestas” de Mario podrían ser favorables para quienes sean impulsados por el CEN y el Consejo Nacional.

En otro contexto, un ejemplo de las consecuencias políticas no pronosticables lo es Veracruz. Unos apoyan a Rocío Nahle, secretaria de energía en el gabinete federal; otros a Manuel Huerta, delegado federal de la secretaría del Bienestar. El gobernador y la mayoría de diputados federales apoyan – se dice – a Claudia Sheinbaum; los diputados afines a Manuel no se han pronunciado en favor de nadie; eso sí, vemos que Ivonne Cisneros se fotografía junto a Gutiérrez Luna en un evento realizado en los patios de la Cámara de Diputados; dando señal de apoyar a Adán Augusto López Hernández, candidato de Gutiérrez Luna; pero eso es solo una suspicacia.

En un escenario en el que Manuel apoyara la candidatura a senador de Gutiérrez Luna, con seguridad, éste le devolvería el favor apoyándolo para ser candidato a gobernador; los dos han demostrado altura política. Sergio, indudablemente, tiene en contra un hecho: su esposa es la presidente la Mesa Directiva del Congreso de Sonora e, independientemente que él sea nativo de Minatitlán, la residencia de su esposa prevé que viven en Sonora.

Algo que abona a los pronósticos reservados de lo que pueda suceder en Veracruz es que: “en política, las facturas se pagan”; es decir, si no apoyaste al aspirante que resultó candidato, no esperes más que “irte a la banca”, no juegas, a menos que sea de aguador, en puestos bajos. Las broncas pasadas entre Monreal y Gutiérrez con el gobernador aún tienen heridas sin curar; representan un elemento de rompimiento de “la unidad”.

Otro elemento que ha estado siendo soslayado es el silencio de Marcelo Ebrard, quien deja que se ensucien las candidaturas de Claudia, Adán y Ricardo. “Nadando de a muertito” sus preferencias se mantienen. Más, la buena relación de Monreal con Marcelo puede desembocar en el apoyo del primero al segundo y aquél podría ser secretario de gobierno. Tal escenario perjudicaría las aspiraciones de Rocío. Las relaciones entre Monreal y Cuitláhuac García siguen tensas. El hecho de que se designe primero la candidatura a presidente de la República da tiempo para maniobrar favorablemente las candidaturas en los estados; tiempo que puede aprovechar Ricardo Monreal si el candidato es Marcelo.

Mario Delgado apoya a Marcelo Ebrard, aunque trate de ocultarlo. Las huestes del dirigente, obviamente, también. Sin embargo, hay que descontar – de entre ellos – al dirigente de Veracruz: Zepeta; él y Cuitláhuac García no reciben buen trato de Mario. Lo anterior quedó fehacientemente demostrado con el informe de Gutiérrez Luna en Minatitlán, al que asistió Delgado; mientras en otro lugar, pero en la misma ciudad, otra diputada rendía, también, su informe de actividades arropada por Zepeta y diputados locales; lo que desagrado a Mario.

Movimientos con presencia nacional y verdaderamente de izquierda, también apoyan a Ebrard. En Veracruz el referente del Movimiento Nacional por la Esperanza, Mara Sánchez, abiertamente manifiesta ese apoyo. Se ignora si el Profesor René Juvenal Bejarano Martínez, dirigente nacional de ese movimiento, tiene tal preferencia. Las organizaciones sociales apoyan más a Marcelo que a Claudia; la consideran más subordinada a Amlo que a Marcelo. No puede soslayarse que las organizaciones sociales fueron puestas en el “mismo costal” por Amlo, a las cuales calificó con el mismo rasero: corruptas, mocheras, etc.

Una duda surge cuando se pronostica que Marcelo pueda ser el candidato ¿es posible que el MC lo apoye?; si la memoria no falla, existía una relación bastante cercana entre Dante Delgado y Manuel Camacho Solís, exjefe de Marcelo. Aún recuerdo el apoyo brindado por el difunto ciado y Ebrard a Dante, cuando éste buscó la candidatura a gobernador en el 2010, postulado por el PRD-PT-Convergencia; en ese entonces Marcelo evitó una elección interna haciendo que declinaran los otros dos aspirantes: Bonifacio Castillo Cruz y Victoria Gutiérrez; ambos exdiputados del PRD.

Ricardo Monreal juega un papel preponderante; de “perder la encuesta”, solo aceptará a Marcelo como vencedor; quien lo apoyaría para continuar como senador o ser designado Secretario de Gobierno. La gobernadora Layda Sansores; quien, definitivamente, se percibe autónoma; ignora el llamado de Amlo a la unidad, a menos que sea en torno de Claudia. La gobernadora creyó hacer carambola de tres bandas: golpear a “Alito y al PRI”; pegarle a Monreal y fortalecer a Claudia; pero, está posicionando a Monreal al provocar se hable de él.

Otro sí digo. – El partido Morena sufrirá una fuerza centrífuga de simpatizantes y militantes en el 2024 o, tal vez, antes.

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