La conciencia del presidente. Liberó a Ovidio, solapó a su hijo y a Baker Hughes, respaldó a Delfina Gómez, delincuente electoral e indultó a sus hermanos

Obrador
Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB

Cuando hablamos de la conciencia del presidente López Obrador dos acepciones de este término nos interesan. La conciencia como el «conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios». La conciencia como el «sentido moral o ético propios de una persona». Cuando el presidente López Obrador dice, sobre la liberación de Ovidio Guzmán dice «tengo mi con ciencia tranquila», lo dice de acuerdo a sus parámetros del conocimiento del bien y del mal, de acuerdo a sus niveles de moral.

Si el presidente se siente con la conciencia tranquila, está bien para él; haber liberado a un criminal no le quita el sueño. Sin embargo, ese estado moral de su conciencia nos habla de cómo están los estándares morales y éticos del presidente de México. ¿Extraña entonces que después de liberar a Ovidio Guzmán, el hijo del Chapo, haya solapado el conflicto de intereses entre la empresa petrolera Baker Hughes y su hijo José Ramón López Beltrán?

¿Extraña que, a pesar de ser una delincuente electoral, AMLO haya respaldado a la maestra Delfina Gómez como candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México? ¿Extraña que su gobierno, vía la Fiscalía General de la República haya indultado a su hermano Pío López Obrador? La verdad, no nos extraña.

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