Pío López Obrador, como dicen en el pueblo, «le quiso rascar los huevos al tigre». Hace unos meses mandó una carta a la Fiscalía Especializada en Materia de Delitos Electorales para solicitar que su hermano, el presidente, declarara en el proceso que se abrió en su contra por presuntos delitos electorales por las «aportaciones para el movimiento» realizadas en el 2015. Por supuesto, la osadía no debió caer muy bien al presidente, quien dijo que sí declararía, pero por carta. Lo de Pío no fue otra cosa que el desesperado grito del hermano que pide al presidente que utilice todo el poder que tiene para sacarlo del apuro.
Por supuesto, muy en su estilo, López Obrador va a dejar que su hermano se ahogue sólo, y si bien tiene abogados que lo defiendan, el hecho de que la Fiscalía General de la República llame a Pío a declarar, es una advertencia al hermano para que deje de andar pidiendo al presidente que declare en su caso.
De momento, uno de los muchos recaudadores de dinero del “rey del cash” tendrá que explicar qué hizo con el dinero que David León le entregó para la campaña electoral de su hermano. A todas luces un delito electoral que debe ser sancionado.
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