Alberto Calderón P. / Esta semana destaca el otorgamiento del Premio Nobel de literatura, uno de los más esperados para los amantes de las letras, la curiosidad por saber el ganador, conocer su obra, la importancia de su trabajo, esté año el jurado decidió otorgárselo a la escritora de origen francés Annie Eraux.
Considerada una digna representante por su agudeza al abordar temas femeninos desde una óptica valiente, donde escudriña las raíces, sobre la memoria colectiva llevada a la expresión personal, ahí una narrativa limpia, honesta con gran agudeza no se recata de contar su experiencia personal con diversos tópicos en un torbellino donde cada libro escrito por ella lleva la esencia de sus experiencias.
Sin temor a equivocarme diría que es un reconocido premio a una mujer que a través de la literatura expresa el sentimiento de las mujeres ante los diversos avatares de la vida. Muestra de ello son el tema de algunos de sus libros como Memoria de chica, en donde nos habla de una joven y su primera relación con un hombre transcurrido durante el verano de 1958, esta experiencia le dejó una profunda huella que la perseguiría durante mucho tiempo, hasta que decidió escribir sobre ello, las reconstrucciones de aquella época entre fotografías, charlas en el presente para rehacer ese pasado y entender el ayer que culmine con la liberación del hoy.
Otro de sus libros lleva por título Perderse, ahí utiliza una técnica narrativa del diario íntimo donde aflora un secreto de una relación que sostuvo durante varios años con un funcionario de la embajada rusa, un encuentro de carácter cultural desencadeno un amor en lo oculto, escondida, un amante a la sombra, y que al terminar no sabe que representó para él esa relación que se rompe al regresar a su país, tiene el arrojo de dar a conocer ese sentimiento tan personal donde se conjugan hechos maravillosos como tristes, un lugar en donde se hacen presentes el recuerdo, el deseo y la escritura. Uno más de sus libros es No he salido de noche, en el nos habla de la enfermedad del Alzheimer que tuvo su madre en la década de los años 80s del siglo pasado, en ella hace referencia que se vio en la necesidad de ingresarla a una residencia para ancianos donde la frecuentaba periódicamente y al regresar sentía una imperiosa necesidad de hablar sobre sus visitas, sobre el paulatino decaimiento de su persona, de sus palabras, del lugar en donde se encontraba, el tiempo que pasaba con ella donde se olvidaba de todo pensamiento.
Hace una referencia a sus recuerdos ahí veía un rostro inexpresivo despersonalizado, pero sabía por su voz, sus gestos y su risa que era su madre conservando esa parte de ella y sin más las hizo públicas. Termino esta entrega con otro de sus libros La mujer helada ahí nos habla de una mujer casada, ejecutiva, madre de dos niños, viviendo en una casa confortable pero que poco a poco va siendo absorbida por el trabajo en casa, las cenas, los niños, el aseo, lo que forma a una mujer en condiciones normales, pero que va cayendo en el empobrecimiento de la identidad, la esclavitud a la que las mujeres son llevadas por su condición.
Estas son solo algunas de las referencias que uno puede percibir en la obra de Annie Eraux que espero despierte el interés y usted se adentre en su lectura. Hasta la próxima. [email protected]
Miembro de la Red Veracruzana de comunicadores (REVECO).
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