A esos jóvenes que tienen el derecho de ir al colegio con el corte de pelo que les dé la gana les pregunto: ¿Es una ventaja afanarse por ser diferente a una edad tan inmadura?

corte de pelo
A esos jóvenes que tienen el derecho de ir al colegio con el corte de pelo que les dé la gana les pregunto: ¿Es una ventaja afanarse por ser diferente a una edad tan inmadura? FOTO: WEB

Recuerdo que cuando iba a la escuela secundaria me daba gusto que todos los alumnos fuéramos uniformados; con el mismo pantalón de tela príncipe de Gales, camisa blanca y un suéter de un verde horrible. Me daba gusto porque algunos no teníamos una condición económica favorable y por lo mismo no teníamos mucha ropa linda para presumir. Todos, de alguna manera, éramos iguales, al menos en apariencia. En la preparatoria las cosas cambiaron, no sólo porque ya no nos pedían que lleváramos uniforme, sino porque la situación económica en mi familia había cambiado. Entonces ya podía llevar a la escuela tenis marca Nike, Converse, Adidas, pantalones Sergio Valente, Levi’s y playeras Chemise Lacoste.  

A la hora de los recesos los bien vestidos hacían grupos marginando a los mal vestidos; cabe mencionar que muchos de mis compañeros venían de zonas rurales: Naolinco, Acatlán, San Pablo. Algunos de ellos tuvieron que padecer esa marginación. También tenía compañeros del sur de Veracruz, gente de Chacaltianguis, de Juanita, de Minatitlán. Algo inusitado ocurrió. Ellos, los del sur, me veían diferente, para ellos vestir ropa de marca era como alardear riqueza, era como un acto de presunción que pretendía hacerlos menos. Fue por ello que empezaron a hacerme bullying. Uno de ellos en particular, no perdía oportunidad para zapearme, empujarme, retarme todos los días; a veces, pensar en sufrir ese acoso me quitaba las ganas de ir a la escuela, y miren que yo disfrutaba ir a la escuela.  

Esto siguió ocurriendo hasta que finalmente lo enfrenté y le dije que dejara de hacer eso, que yo no le daba razón para ello. Entonces extrañamente se disculpó. Un día, ya sin rencillas, se acercó a mí y me preguntó si mi padre era doctor o político, que por qué vestía ropa de marca. Le dije que no, que mi madre era comerciante, que yo era igual que él, que provenía de una familia humilde. Era igual a él, pero por mi ropa de marca se sentía marginado. Ahora que se ha abierto la posibilidad de que los jóvenes vayan al colegio como el corte de pelo que deseen, que porque no dejarlos es ir contra sus derechos humanos, entonces les pregunto: ¿En serio es una ventaja ser diferente, afanarse por ser diferente a una edad en que los jóvenes ni siquiera saben cuál es su lugar en el mundo? No me opongo a que vayan con el corte de pelo que se les pegue la gana, pero algunos sabemos por experiencia que las diferencias, a una edad tan inmadura, sólo marginan, provocan discriminación. ¡Anden, háganlo! ¡Veamos qué pasa! 

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