Decía Javier Duarte en junio de 2016: «He sido reiterativo y lo vuelvo a ser, ni mi esposa ni yo tenemos propiedad alguna en el extranjero, no tengo ni he tenido prestanombres. La única propiedad que he comprado con el dinero ganado por mi salario es una acción en un club deportivo, quien diga lo contrario miente». Decía Javier Duarte que la única entrada que tenía era su sueldo que le depositaban en una cuenta Banorte. Después se le descubrieron casas en Houston, edificios de departamentos en la Ciudad de México, terrenos en otros estados y cuentas que manejaba ayudado por sus prestanombres.
Ahora, 6 años después, la misma cantaleta, pero esta vez por parte del gobernador Cuitláhuac García, quien asegura vivir en plena “pobreza franciscana”. A la manera de Duarte, hace estas declaraciones el gobernador de Veracruz: «Creo que no tengo más, no he comprado ranchos, no tengo casas en el extranjero ni tengo cómo adquirirlas, mi ingreso está plenamente justificado con lo que gasto y con lo que he adquirido. Me estoy viendo si me da para un poquito más empezar a construir ya una casa porque ahorita vivo de prestado». Como dirían en el barrio, «de lengua me como un taco».
¿Cuál es el afán de exhibir con tanta hipocresía una pobreza que no existe? El mayor prestanombres de Cuitláhuac García es su primo hermano Eleazar Guerrero, encargado de acumular propiedades y riquezas para toda la “famiglia”, sí, así en italiano, “famiglia”. Eleazar Guerrero colocó en puestos estratégicos a sus familiares para que administren la riqueza del presupuesto estatal; para que la traten como propiedad privada.
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