Habrá “policía militarizada” en las futuras elecciones

Guardia
Guardia Nacional (GN) FOTO: WEB
*Ante negativa de reforma a GN AMLO emitirá decreto
*Se militariza cuando ciudadanos se vuelven amenaza

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / AHORA que el presidente Andrés Manuel López Obrador aflora su lado más autoritario y anuncia que mediante la emisión de un acuerdo (o decreto personal) la Guardia Nacional (que debería ser civil, tal como se concibió) dependerá en su totalidad de la Secretaría de la Defensa Nacional (SeDeNa), expertos consideran que eso no bajará los índices delincuenciales y de violencia, si persiste la misma política presidencial de abrazos no balazos para combatir esos flagelos. El anuncio lo hace el Ejecutivo Federal ante la negativa de la alianza Va por México, integrada por PRI, PAN y PRD de no aprobar la reforma constitucional que pretende en la materia, asi como toda propuesta emitida por el Presidente, por lo que es bueno puntualizar –de acuerdo a expertos- que no hay una correlación entre mayor número de efectivos y una mayor seguridad, y al respecto hay dos variables: la confianza que se le tenga a las instituciones policiales (descrédito compartido en cada región) y la claridad de competencias y lógicas organizacionales del sistema de seguridad pública. En Veracruz como en el resto del País, a diario de suscitan denuncias en torno al actuar de la policía Estatal (pero, también, de la Guardia Nacional), los primeros asumiendo tareas viales mediante las cuales detienen vehículos por presunta violación al bando de policía y buen Gobierno, siendo remitidas las unidades al corralón, cuyas grúas y encierro cuestan miles de pesos, o los conductores que son llevados a la cárcel por cualquier motivo o, en el peor de los casos, golpeados y acusados de posesión de armas y drogas –como ocurrió al recién liberado Pasiano Rueda Canseco-, o en última instancia desaparecidos, lo que va acuñando una animadversión hacia los uniformados, pero también contra la GN que se ha visto inmiscuida en decenas de eventos que ponen en entredicho su disciplina y servicio aunque, aclaramos, no es la generalidad, pero si existen muchos malos elementos.

Y TODO ello va engendrando rebeldía de la ciudadanía, a tal grado que ya de varios años a la fecha, tres cuartas partes de la población estaban convencidas de que las fuerzas policiales eran “corruptas” o “extremadamente corruptas”, percepciones que hoy se manifiestan más agudamente. La misma situación de baja ponderación general vale para la percepción de “más desestructuradas” de las fuerzas policiales. Esa confianza tampoco estaría en línea demasiado directa con las retribuciones que reciben las y los agentes policiales si se trata de Federales, Estatales o Municipales, lo que les induce a extorsionar o robar (sobre todo las dos últimas corporaciones), pues para variar deben cumplir con ciertas cuotas que les impone la superioridad, y acaso por ello en los que la policía se dedica a perseguir automovilistas precedidos de grúas o, en el peor de los casos, apostarse afuera de bares y cantinas a la espera de que salga alguna persona con ciertas copas en el cuerpo y se siente al volante, por lo que de inmediato es abordado y si no quiere ir a prisión y el auto al corralón, deberán desembolsar entre 8 y 12 mil pesos, si bien les va, ya que si no se dan cuenta, les colocan algún enervante y eso eleva la multa que, por supuesto, puede ser cobrada en el lugar o hasta los acompañan para retirar efectivo de algún banco.

AMLO ANUNCIA que la Guardia Nacional ya dependerá en su totalidad de la Secretaría de la Defensa Nacional, por lo que esta semana enviará el acuerdo para lograr eso y también se mantendrá al tanto de lo que decida el Congreso sobre la iniciativa de reforma sobre la institución. Refiere que ya la cuestión operativa está a cargo de la Sedena, pero va a emitir un acuerdo para que ya por completo la corporación dependa de las fuerzas armadas “y esperaremos sólo el resultado de la reforma, pero quiero que la SeDeNa se haga cargo de la Guardia Nacional”, aun cuando expertos vinculados al tema de la seguridad refieren que la creciente militarización de las fuerzas policiales en el mundo se basa en la idea de que los ciudadanos son potenciales amenazas, algo inaceptable en un Estado liberal moderno como el que pretende AMLO.

Y ES que el fenómeno de la militarización policiaca empeora los conflictos sociales, pues trae vulneración de derechos sin reducir los problemas, por lo que fomentar ese tipo de policías no favorecen una idea de seguridad democrática, sino de seguridad basada en la fragmentación, la ansiedad y el temor hacia múltiples amenazas y enemigos internos. En pocas palabras, no es lo mismo que la policía cuide en lo sucesivo las elecciones a que lo hagan militares o gendarmes militarizados dependientes de la Secretaria de la Defensa Nacional que, de antemano infundirán temor entre la ciudadanía, sobre todo la que no desea votar por la continuidad de la Cuarta Transformación.

LO CIERTO es que la militarización de la policía –como lo define la experiencia de algunas naciones, incluso, latinoamericanas- no supone mayor disciplina ni profesionalismo, sino que “empeora las cosas”, pues trae más violencia ahí donde no es necesario, fomenta excesos y, con ello, la vulneración de derechos fundamentales. Una investigación reciente refiere que la intensificación en el uso de unidades militarizadas no se traduce –no hay evidencia al respecto– en una reducción del crimen ni tampoco en una reducción del riesgo de los policías a sufrir daños, sino en autoritarismo por parte del Gobierno en turno para seguir imponiendo voluntades. El mismo trabajo sugiere que la militarización, al mismo tiempo que fracasa en proveer de los beneficios de seguridad que algunos podrían atribuirle, sí tiene capacidad de dañar la reputación institucional, sobre todo ante grupos marginalizados.

CON TODO y ello, AMLO hace el anuncio ante la negativa de la alianza Va por México, integrada por PRI, PAN y PRD, de rechazar no sólo la reforma constitucional a la Guardia Nacional, sino toda propuesta emitida por el Ejecutivo federal, y en ese tenor, López Obrador anuncia que, sin violar la Carta Magna (de hecho con solo poner a policías que deberían ser civiles en manos de militares ya la está violentando-, se busca avanzar en ese punto de importancia para la seguridad nacional. “Sí (es democrático), porque si no violo la Constitución, que no lo voy a hacer nunca, no hay problema, pero debo ocupar los márgenes legales que tenemos para avanzar. Tengo un bloque opositor que no ayuda en nada”, dice tratando de justificarse, cuando sabe de cierto que es ilegal.

COMO SEA, esta semana enviará el acuerdo a las respectivas dependencias para lograr ese compromiso. “Va una iniciativa para la reforma constitucional, pero vamos a buscar la forma de que lo podamos hacer en lo administrativo, por si no pasa de todos modos va a quedar así. Lo que quiero es que quede establecido constitucionalmente para que no le den marcha atrás, porque lo que dejemos sin reforma constitucional, pues va a permanecer”. Ni hablar, México se encamina hacia otra Nicaragua, donde los obispos son puestos de rodillas literalmente ante la milicia, o Venezuela, donde a los opositores se les persigue y encarcela, y que decir de Cuba. OPINA [email protected]

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *