El 30 de septiembre de 2024 concluirá el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, será un sexenio perdido en el ámbito económico, no sólo por los casi tres años de pandemia, sino por las malas decisiones que tomó el de Macuspana, Tabasco. Desde la suspensión del aeropuerto de Texcoco, como por su terquedad de inyectar miles de recursos en obras faraónicas que poco contribuirán para el desarrollo económico del país. Para muestra basta un botón, ahí está ese mamotreto llamado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), donde no se paran ni las moscas.
En el ámbito político, deja una confrontación contra la autoridad electoral (INE), a la que le declaró la guerra desde el inicio de su administración. Además, por la gula y agandalle de su partido en el Congreso, hasta este momento, hay una moratoria legislativa que impide que Morena pueda aprobar reformas como la electoral y la de la Guardia Nacional. Sin embargo, lo realmente preocupante, es que, con todos los esfuerzos y los supuestos amarres con los productores, los enseres de la canasta básica se han disparado por las nubes, desde luego impulsados por una frenética inflación.
Se sabe que, en la primera quincena de julio de 2022, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), aumentó 0.43 por ciento respecto a la quincena anterior. Con este resultado, la inflación general anual se ubicó en 8.16 por ciento. Ojalá y que, en los próximos meses, se deje de derrochar dinero en programas sociales de fuerte tufo electoral y en verdad se invierta una política generadora de verdaderos empleos.
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