La Suprema Corte de Justicia de la Nación, en falló histórico, le dio la razón al Sistema de Administración Tributaria, la cual está exigiendo al empresario Ricardo Salinas Pliego el pago de 2 mil 636 millones de pesos en impuestos. A pesar de dicha sentencia, que no tendría vuelta atrás, Salinas Pliego, uno de los empresarios favoritos de López Obrador, se esfuerza en retrasar esos pagos, incluso amagó con ir a las instancias internacionales para salvaguardar lo que él llama sus derechos humanos. Otro empresario, que no fuera aliado de López Obrador, ya hubiera pisado la cárcel ante este incumplimiento, o al menos ya le hubieran girado una orden de aprehensión.
Pero a Salinas Pliego no. ¿Por qué? Pues porque Salinas Pliego, con su televisora y sobres amarillos ayudo a López Obrador a llegar a la presidencia. Mientras tanto el presidente declara sobre los evasores de impuestos: «Han entendido que son otros tiempos y que todos debemos de contribuir y no hay problemas mayores, los que antes no pagaban y buscaban mecanismos legales para que les condonaran los impuestos, ya están pagando, por eso está muy bien la recaudación».
Claro, eso queda para otros, pero no para Salinas Pliego, antes bien López Obrador le da alas: «Él tiene un alegato y se le está escuchando, como a todos. Él sostiene que le cobraron doble o que le están queriendo cobrar doble, que fue una especie de venganza en gobiernos anteriores». Así se trata a los consentidos, como reza la máxima juarense: «A los amigos, justicia y gracia; para los enemigos, la ley a secas».
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