Armando Ortiz / El presidente de México, desde hace años ha querido, primero limitar las atribuciones del Instituto Nacional Electoral, después, con su iniciativa de Reforma Electoral, pretende eliminar al Instituto Nacional Electoral. López Obrador pretende que los consejeros electorales del INE sean elegidos así, como ayer eligió Morena a sus delegados distritales; su llamado “pueblo bueno”, “pueblo sabio” no podría actuar mal, no se puede equivocar. Este sábado 30 de julio Morena se ha convertido en una vergüenza nacional. El espectáculo que dieron es un ejemplo de la antidemocracia. Todo lo que Morena criticó al PRI, todo fue superado con creces. Las hordas morenistas demostraron que en ese partido no hay unidad. Cada sección, cada distrito, cada municipio tiene su propia tribu, sus propios intereses. Las hordas morenistas no tienen escrúpulos, utilizaron la Cartilla Moral de Alfonso Reyes como papel de baño, saben que su presidente ha sido rebasado, saben que su presidente también es infractor, saben que su presidente no ha hecho nada en contra de los funcionarios públicos que han intervenido en las elecciones, cuando el mismo dijo que hasta los iba a denunciar ante los tribunales electorales. Y así quiere eliminar al INE, para hacer de cada elección un zafarrancho, para que las elecciones las ganen los que más gruñan, los que más griten, los que más golpes lancen, los que más urnas quemen, los que más despensas repartan, los que más personas acarreen.
Morena abusó de los adultos mayores. Los engañaron, les dijeron que si no iban a votar en la elección de consejeros, les quitaban su pensión
¿Se puede ser más vil? El sábado 30 de julio, durante la elección de consejeros distritales de Morena, se vio a muchos adultos mayores en las filas de votación. Muchos de esos adultos mayores llevaban consigo tiras de papel con los nombres de los aspirantes a consejeros que debían anotar en la boleta que les dieran. Los promotores del voto de Morena les advirtieron a los adultos mayores que si no participaban en la votación les quitarían sus pensiones y otros apoyos. Otros adultos mayores dicen que no les dijeron que se los iban a quitar, pero les advirtieron que si llegaba otro partido al poder esos apoyos y pensiones desaparecerían. Es por ello que la población de adultos mayores fue la que más asistió en algunos municipios. Por supuesto, los promotores del voto les dieron anotado el nombre del candidato por el que deberían votar. Este tipo de inducción al voto es de lo más vil, pues Morena, como en otras ocasiones, está lucrando con la necesidad de los adultos mayores, está lucrando con la ignorancia de algunas personas en zonas rurales; se está aprovechando del miedo. Este caso nos recuerda lo que hacía César del Ángel, líder de los 400 pueblos, quien lucraba con la miseria y vergüenza de los adultos mayores a quienes obligaba a desnudarse en las plazas públicas a cambio de promesas y de unos cuantos pesos.
Sorprenden a la #Vilchismosa del “Quién es quién en las mentiras”, saltando las vallas para la votación de consejeros de Morena
A ver qué dice el miércoles la señora Ana Elizabeth García Vilchis, encargada de una de las secciones más polémicas de la mañanera del presidente López Obrador, la sección de “desenmascarar” a los medios de comunicación. Resulta que el día sábado, durante la elección de consejeros de Morena en Puebla, un militante de Morena descubrió a la García Vilchis y a su esposo, René Sánchez, integrante de la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal, saltándose la fila, entrando por la salida, como militantes privilegiados. El militante de Morena los descubre, los graba y les pregunta si creen que está bien lo que hacen, saltándose la enorme fila como si fuera correcto. René Sánchez se excusa diciendo que lo hicieron por su pequeño hijo que los acompañaba, a lo que el militante les contesta que el niño ni siquiera debía estar ahí. El militante le reprocha a René Sánchez que siendo él un fundador, debería respetar los estatutos de su partido. El esposo de la García Vilchis, funcionario de la Presidencia, no puede responder, pues sabe que lo que está haciendo está mal. La García Vilchis trata de intervenir, tocando el brazo de quien los está grabando, pero el militante le pide que no lo toque. Cuando se retira la García Vilchis con su esposo e hijo, el militante les advierte que los iba a denunciar, y los denunció.
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