Apesta ‘Alito’… y Marlon, Anilú, Arianna, Kuri y el PRI

Alito
Apesta ‘Alito’… y Marlon, Anilú, Arianna, Kuri y el PRI FOTO: MUSSIOCÁRDENAS.COM
- en Opinión
* Audios desploman a la alianza opositora * Pierde 15 puntos frente a Morena * El PRI de Veracruz es el rostro de Fidel y Duarte * Carmen Medel: indicios de peculado electoral * La Fábrica exhibe facturas * Pasiano Rueda seguirá siendo preso político de Cuitláhuac

Mussio Cárdenas Arellano / Consumido desde la entraña, el PRI no sólo se desgrana por ‘Alito’ Moreno, su líder nacional. Se cae a pedazos en Veracruz por Marlon Ramírez, por Anilú, por Arianna, por Fernando Kuri, por ser el rostro de Duarte, y por el priismo que le sirve a Morena.

A Alejandro Moreno lo mata su lengua viperina, la soberbia, los desplantes, la mentira, fechorías relatadas por él, registradas en audios —ilegales sí, pero políticamente letales— que lo implican en desvío de recursos a su paso por el gobierno de Campeche, en extorsión a empresarios, en delito electoral y las ganas de controlar, de manipular o de aniquilar a la prensa por inanición.

“A los periodistas no los mates a balazos, papá; a los periodistas se les mata de hambre”, pregona el flamante líder nacional del putrefacto PRI.

O el pack de fotografías en que, afirma la gobernadora Layda Sansores, posan con poca ropa o sin un gramo de tela algunas diputadas federales del PRI.

O la última de susodicho rufián: con el dinero público se compran aplausos o se paga para embestir al rival. O se asedia al periodista que lo exhibe. O si el hueso es duro de roer hay planes para “arremeter contra la vida personal de periodistas de medios como Telesur”.

‘Alito’ Moreno es un criminal en potencia. Al director del portal Bestiómetro, Miguel Ángel Villarino Arnábar, lo quiso cooptar. No lo logró.

Y la última es su receta de cómo hay que tratar a la prensa, señalando que la madre del periodista que lo critica “es una puta. A mí me vale verga… aquí vale verga lo que dicen”.

Su siguiente disparo es contra la periodista Rosaura Mijangos y recomienda cómo tratarla:

“Me pone un putazo Rosaura Mijangos, ¿Cómo no? Vas y le tomas una foto: ‘Esta es una prostituta’. Y vas a ver si vuelve a sacar algo”.

No sólo es loco; es corriente, procaz, vulgar. Es el priista con poder. Es el priista perfecto, parafraseando a Arturo Ángel, reportero que documentó la mecánica e saqueo de Javier Duarte.

‘Alito’ es misógino, machista, malandro sin escrúpulos y sin freno de mano que lo someta.

Se ufana de tener contactos en medios nacionales. Los usa para protegerse y golpear. Hace una referencia a la revista Proceso. Se dice “brother” de dueños de medios nacionales y líderes de opinión “a los que puede pedir ‘rajarle la madre’ a quien hable mal de él”.

‘Alito’ es un cáncer. Podrido, el PRI enfrenta una metástasis. Su mal es terminal. Se consume a diario, golpeado por el desprestigio de su líder nacional, por las descomunales revelaciones, por el delirio y el vértigo que lo muestran como el sátrapa que es. Y por un priismo voraz y bestial.

‘Alito’ podrá patalear, alegar, refutar. Podrá acudir a la justicia federal, obtener suspensiones en juicios de amparo, pero el golpe es demoledor. Y Layda no va a parar. Y menos Andrés Manuel.

Si Layda viola la ley, Alejandro Moreno viola la decencia y la moral.

Y el efecto se siente. ‘Alito’ va despeñando a la oposición, quitándole adeptos, aniquilado a Va por México desde su interior.

De abril a julio, según encuesta del periódico El Financiero, la oposición perdió 10 puntos en la intención de voto ciudadano. Es el lapso en que Alejandro Moreno ha sido sacudido por los audios que Layda Sansores lanza semana a semana en su talk show El Martes de Jaguar.

La encuesta muestra una caída del bloque opositor —PRI-PAN-PRD— de 41 a 36 por ciento de preferencia ciudadana contra un alza de 46 a 51 de Morena y aliados.

La embestida a Alejandro Morena le ha permitido al obradorismo ampliar su ventaja de 5 a 15 puntos. Y a ese ritmo, la elección —federal y locales— en 2024 será un día de campo para Morena.

El PRI, pues, apesta. Es un basurero. ‘Alito’ y muchos otros priistas son escoria, residuos, lo inservible, lo desechable. Pero ahí siguen. No sueltan el hueso. No ceden espacio. No han interpretado que rebasaron con mucho el punto de saturación social.

‘Alito’ es al PRI nacional lo que Marlon Ramírez es al PRI en Veracruz. Y con él Anilú Ingram, Arianna Ángeles, Fernando Kuri, Carlos Aceves, Joel Arcos, Corintia Cruz y tantos otros que son el rostro de Fidel Herrera, que traen las mañas de Javier Duarte, que se incrustaron en la esfera de poder y no se quieren ir.

Nada nuevo, ese PRI es el que aplaudió el desenfreno de Fidel Herrera, el paso de un huracán por el gobierno de Veracruz, la voracidad sobre los fideicomisos, el endeudamiento brutal, la turbiedad financiera, la danza de las barbies, el pacto con el Cártel del Golfo y la llegada de Los Zetas hasta conformarla en tierra de fosas clandestinas, en lugar de olvido y desaparecidos.

El PRI de hoy es el mismo que aplaudió a Erik Lagos, Jorge Carvallo, Alberto “El Cisne” Silva, a Javier Duarte, la banda mercenaria que arrasó con la finca y el latifundio, los haberes de las tesorerías; la banda que hasta hoy, a excepción del gordobés que yace vacacionando en el Reclusorio Norte, no deja de detentar espacios de poder y, por encima de todo, impunidad.

Marlon Ramírez, hoy presidente del PRI estatal, fue un segundón pero no menos pernicioso. Vienen a la memoria sus días en el fidelismo, el desdén y el desprecio por los olvidados, y aquella estampa demencial cuando el célebre poeta, Ramiro Guillén, se inmoló frente a palacio de gobierno, ardió su cuerpo, destruyéndose sus vías respiratorias y horas después murió.

Y todo porque Marlon y su equipo postergaban una y otra vez la audiencia en la que les otorgarían tierras, luego de un fallo adverso del Tribunal Agrario.

Y con Javier Duarte ya no fue una pieza menor. Fue subsecretario de Gobierno con todo lo que implica, con el nexo político, el trato con líderes y caciques, operadores, hombres de poder.

Arianna Ángeles, secretaria general del PRI en Veracruz, es adicta a la nómina. La alcaldía de San Andrés Tlalnelhuayocan fue feudo familiar hasta que el pueblo la mandó a volar. Por ahí pasó y la heredó a su hermano David. Intentó que siguiera su otro hermano, Alain, quien perdió la elección. Pudo incrustar a su abuelita como regidora. A su marido lo hizo regidor en Emiliano Zapata.

Anilú Ingram, coordinadora del grupúsculo parlamentario del PRI en el Congreso estatal —sólo tres plurinominales, ninguna diputación de mayoría—, es la entenada política de Javier Duarte.

Sin experiencia legislativa, fue presidenta del Congreso de Veracruz en el abusivo régimen duartista. Ahí se aprobaba la deuda, las cuentas públicas, los desenfrenos del gordobés.

Terminó siendo diputada federal, muy cercana al hoy senador Miguel Ángel Osorio Chong, y de nuevo al hueso, a la diputación plurinominal, a la simulación. Habla, exige cuentas, denuncia, increpa al gobierno morenista como nunca lo hizo con Javier Duarte, su patrón.

Otro trapecista es Fernando Kuri Kuri, secretario de Acción Electoral, duartista puro, ex alcalde de Oluta, municipio conurbado a Acayucan, en el sur. Su nuevo padrino es Juan Javier Gómez Cazarín, brazo ejecutor del desgobernador morenista, Cuitláhuac García Jiménez.

Fue diputado local, acérrimo enemigo del yunismo azul, crítico en los temas de seguridad, increpando al ex secretario de Seguridad, Jaime Téllez Marié, hasta que éste le soltó un hallazgo que le quemaba las manos: objetos robados en un camión de transporte, propiedad de Kuri Kuri.

Meses después, Morena lo premió. Lo dejó al frente de la delegación del ISSSTE en Veracruz. La acción electoral del PRI en manos de un morenista.

Y qué decir de Joel Arcos, secretario de Alianzas, pieza indiscutible de Fidel Herrera Beltrán. Y de Corintia Cruz Oregon, coordinadora estatal de Activismo Político, la niña mimada de Duarte. Y de Carlos Aceves Amezcua, secretario del Consejo Político Estatal y líder de la CTM estatal, de los que se desgarraban la vestimenta por el gober ladrón.

El rostro del PRI es el rostro de Javier Duarte, las mañas de Fidel Herrera, la voracidad de Enrique Peña Nieto y de todos los que hicieron de la corrupción un vocación.

A todos se suman las corrientes priistas que elección tras elección le operan votos a Morena, a Cuitláhuac, a Rocío Nahle. Como dice la máxima, el peor enemigo del PRI son los priistas.

Su operación les garantiza seguir trepados, afianzados, entronizados en el poder, incrustados en nóminas, sin renunciar al PRI y, simultáneamente, socavando al PRI.

No hay relevo generacional. Y el pueblo lo sabe. Con las andanzas de ‘Alito’ Moreno, sus tropelías, sus corruptelas, sus delitos, su misoginia, y con el fidelismo y duartismo en la cúpula priista de Veracruz, Morena tendrá un día de campo en 2024.

Apesta ‘Alito’… y también Marlon, Anilú, Arianna, Kuri, Corintia, Aceves, Kuri y todo el PRI.

Archivo muerto

Así como se ve, pareciera inofensiva. No lo es. Carmen Medel lleva siete meses en la alcaldía y ya registra un peculado electoral —quizá dos—, desvío de recursos, abandono de inmuebles públicos y un salario que ya lo quisiera López Obrador. Eso sí, baila y baila la alcaldesa de Minatitlán como si estuviera haciendo algo bien. Su Tesorería pagó dos eventos en el Hotel Madrid que no correspondieron a actividades propias del ayuntamiento. Fueron eventos de Morena, el partido del que se ha colgado para ser, primero, diputada federal, y ahora presidenta municipal. La trama la cuenta Jorge Luis Torres Marcos en su portal La Fábrica, sustentando la treta con las facturas, su concepto y fotografías del evento de Morena. La factura HA72522 es por 10 mil 440 pesos, IVA incluido, expedida el 8 de julio de 2022 a las 12:36 horas; su concepto es “Jornada de capacitación para mando público”. Se trataría de la renta de servicios realizada el 23 de junio, 15 días antes de la expedición del documento fiscal. La factura HA72523, también de fecha 8 de julio de 2022, corresponde a la renta de servicios para el “Taller sobre la declaratoria de violencia de género”; se habría realizado un día antes, el 7 de julio; por ella, el ayuntamiento de Minatitlán pagó 3 mil 500 pesos, impuestos incluidos. Lo que La Fábrica exhibe es la realización de otro evento en el Hotel Madrid, de Morena, el 2 y 3 de julio, denominado “Participación política de las mujeres. Liderazgo, Derecho y Legislación”, y en él, muy sonriente, la alcaldesa Carmen Medel. Si el ayuntamiento cubrió la renta de un taller de Morena y lo disfrazó con supuestos eventos de índole municipal, es peculado electoral. Algo así como cuando hubo que mover a la secta obradorista a Boca del Río, al World Trade Center, para escuchar la sesuda explicación de la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, en torno a la reforma eléctrica que finalmente la oposición rechazó en la Cámara de Diputados. Aquellos gastos, aquella negativa del ex tesorero municipal, Ernesto Artemio Velasco Escobar, a sufragarlos, le costaron el puesto. Prefirió irse que incurrir en un delito como el que ya se le está haciendo costumbre cometer a la alcaldesa bailarina… Diga lo que diga la justicia federal, Pasiano Rueda seguirá siendo un preso político. Pasarán tres meses, quizá más, y el alcalde electo de Jesús Carranza continuará confinado en una celda aguardando que sea resuelto el recurso de revisión al amparo concedido por el Juzgado Noveno de Distrito de Coatzacoalcos que ordenaba su excarcelación. Su libertad no la determina un juez. La concede, o no, Cuitláhuac García, metiendo la mano en el Poder Judicial para retener a sus víctimas en la cárcel. Usa jueces de consigna, caricaturas de jueces que no se ciñen a la Constitución sino a los caprichos y obsesiones del desgobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez. Pasiano Rueda está en prisión por haber ganado la elección de presidente municipal, en Jesús Carranza. Ganó bajo las siglas del Partido del Trabajo. Su pecado fue vencer a Morena. Tras el triunfo, le imputaron ultrajes a la autoridad, y luego le sembraron droga. La justicia federal le concedió la libertad, amén que las agravantes del delito de ultrajes a la autoridad fue declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y que la droga no era cocaína o crack sino un anestésico, benzocaína. Pero el juez a modo decidió imponer la prisión oficiosa basándose en una declaración de Cuitláhuac García, quien de su ronco pecho soltó que Pasiano Rueda tiene vínculos con un narco apodado El Vanni, integrante del grupo delincuencial La Familia Michoacana, alargando su estadía en prisión. Ahora, que el gobernador pruebe que existe esa conexión. Qué obsesión de Cuitláhuac por tener presos políticos en su haber…

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