Para esos que lamentan la muerte de Echeverría, testimonios de la Matanza de Tlatelolco perpetrada por el Ejército

Ana Ignacia Rodríguez, La Nacha, era miembro del Comité de Lucha de Derecho, UNAM. Ella relató su experiencia esa tarde del 2 de octubre de 1968: “No nos lo esperábamos. Estaba viendo al tercer piso, porque estaba exactamente enfrente, en la explanada, cuando de repente vemos que del helicóptero salen las luces. Yo no sabía ni qué significaba eso. Después me enteré de que era la orden. Lo único que vi fue que al que estaba hablando lo agarró un guante. Y como lo echaron para atrás, y a otros. Ahí sí comencé a pensar que algo estaba pasando, y en eso se oyen los disparos de arriba y de abajo digo: ‘No puede ser, no nos pueden estar disparando’. No lo concebía, y le dije a Tita (Roberta Avendaño): ‘Son balas de salva, no pueden ser reales’. Me contesta: ‘No seas pendeja, ¿no ves cómo está cayendo la gente?’. Volteo y veo que los compañeros se estaban cayendo. 

Entonces Tita y yo comenzamos a correr como locas”. Oriana Fallaci, periodista italiana: “Habían estado ocultos. Me helé. Sócrates (Campos Lemus), el muchacho que tenía micrófono, gritaba: ‘¡Compañeros, no corran, no se asusten; es una provocación, quieren atemorizarnos, no corran!’. Las armas apagaron su voz. Él volvió a gritar: ‘¡No corran!’, y las armas volvieron a disparar. Había mujeres brincando por las escaleras y por las paredes con niños en sus brazos. Yo no tenía idea de adónde ir y, de repente, escuché un fuerte ruido en las escaleras.  

Estaban disparando y fuimos rodeados por policías vestidos de civil. Cada uno de ellos tenía un guante o pañuelo blanco en su mano izquierda para que pudieran reconocerse. Saltaron sobre los dirigentes estudiantiles y sobre mí (….) En estos momentos ya había un fuego intenso de los soldados abajo, con rifles, ametralladoras, pistolas automáticas: ametrallaban desde las azoteas y desde los helicópteros (…) Al mismo tiempo escuché una gran explosión, que me recordó a Vietnam”. 

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