En política nada, es lo que parece; decir que el gobernador Cuitláhuac García fue como cuete de feria de rancho a Palacio Nacional para entrevistarse con el número uno de la 4T y tratar la rehabilitación de San Juan de Ulúa, es una monumental mentira. El rostro enjuto del mandatario jarocho al menos refleja otra cosa. Lo cierto es que, a pesar el que el Ejecutivo federal ha llenado de cebollazos al peculiar mandatario, se sabe que el tabasqueño está a punto de llegar al límite de su paciencia.
El haber regalado una víctima a la franquicia naranja de Dante Delgado Rannauro, que tenga por seguro que le sacará hasta la última gota de jugo para ganar adeptos, ha puesto de muy mal humor al presidente.
El pésimo manejo del caso del secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, ha sido la gota que derramó el vaso y, tenga por seguro que al hijo del profe Atanasio le leyeron la cartilla completita. Por cierto, si en verdad fue el imberbe gobernador a tratar el asunto de San Juan de Ulúa, tal vez se deba a que los detenidos de manera arbitraria en Veracruz ya no caben en las cárceles de la localidad.
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