Si algo hay que reconocerle al gobernador de Veracruz, es su talento para unir fuerzas políticas; el único inconveniente: es en su contra. Desde que detuvieron al secretario técnico de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) en el Senado de la República, varios medios de comunicación señalaron que ésta era guerra perdida para el Ejecutivo local. Sin embargo, los malos consejos del funcionario número dos, apodado Bola 8, acabaron por empinarlo completamente en una lucha contra dos senadores que tienen el colmillo bien retorcido en asuntos de política de altas alturas.
O caso el gobernador jarocho pensó que Ricardo Monreal y Dante Delgado se quedarían con los brazos cruzados cuando, los abyectos senadores morenistas, impulsados por Gloria Sánchez, desbarataron la comisión que pedía justicia para las víctimas que eran encarceladas de manera injusta.
Pues por lo pronto, todas las fuerzas políticas, excepto Morena por razón obvias, han cerrado filas con Manuel del Rio Virgen y le piden al gobernador Cuitláhuac García que al menos diga públicamente un «usted disculpe». Aunque, conociendo la estrechez de miras del gobernador, eso nunca lo veremos.
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