Ahora resulta que el presidente Andrés Manuel López Obrador, seguramente en uno de sus momentos de iluminación chaira, exhortó al pueblo de México a dejar de llamar Triángulo Dorado a la zona límite entre Sinaloa, Durango y Chihuahua, conocida por ser uno de los bastiones del Cártel de Sinaloa y renombrarlo como el Triángulo de la gente buena y trabajadora o la región de la buena vecindad. Y es que el presidente cree que con cambiarle el nombre, los problemas que genera el narcotráfico se acabarán como por arte de magia.
Lo cierto es que tras darse una vuelta y supervisar los avances de la carretera Badiraguato-Parral y Durango-Culiacán y encabezar el avance del programa Sembrando Vida en esta comunidad, el jefe del Ejecutivo federal señaló que esta propuesta es para dejar de estigmatizar a la población de esta zona, pues aseguró son gente buena, bondadosa y trabajadora.
Y es precisamente ese momento, cuando el Ejecutivo federal, como si fuera el aire de la Rosa de Guadalupe, dice lo siguiente: «Yo también coincido con Ariadna (Montiel, titular de Bienestar), no me gusta, me molesta que le llamen el Triángulo Dorado, y ojalá entre todos busquemos la forma de llamarle el Triángulo de la gente buena y trabajadora o la región de la buena vecindad o algo así. Pero ya hay que cambiar eso porque aquí hay mucha bondad, mucha gente buena, trabajadora, lo que se ha dicho, y no hay que estigmatizar». Pues si de eso se trata, no sería mejor ponerla la vecindad del Chavo, con eso de que todos son buenos y no rompen ni un plato.
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