Dice un refrán de la sabiduría popular que «para tener la lengua larga, se debe tener –primero– la cola corta», refiriéndose claramente a la calidad moral de quien señala, critica o manifiesta cualquier cosa, precisamente por aquello de «no tener cola que le pisen», que es otra figura coloquial en el lenguaje de los mexicanos. Esto viene al caso por el exhorto que hizo en días pasados hizo el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, quien se siente lleno de una calidad moral incólume e impoluta.
Resulta que el exvendedor de autopartes y autos usados aconsejó a servidores públicos de la 4T a cerrar filas contra la corrupción, porque según él, «el pueblo demanda un gobierno de transformación verdadera, no de simulación», y para justificar su exhorto, denunció que agentes de Tránsito hacen su agosto entre las 10 y las 11 multando y pidiendo mochadas a conductores de tráileres y vehículos particulares, aquí mismo en la capital del estado de Veracruz.
Pues por lo pronto, habría que recordarle a este personaje que se atreve a hablar de honradez y ética, cómo es que llego al Congreso local. O acaso ya se le olvidó de los trastupijes que hicieron junto con el gobernador para tener una curul en el Congreso. ¡Vaya caradura de este diputado!
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