De acuerdo con una enciclopedia en línea, Jesús Malverde es conocido como “El Bandido Generoso”, también como “El Santo de los Narcos”. Para muchos fue una especie Robin Hood. “Malverde” era católico, gustaba de ir a la iglesia del pueblo, su frase era «ayudar a mi gente en nombre de Dios». Sobre todo, en el norte del país hay cientos de capillas dedicadas a la veneración de este “santo”, que según dicen, delinquía en los altos de Culiacán, Sinaloa. Con esta Cuarta Transformación llegó el relevo para Jesús Malverde.
El presidente López Obrador declaró la mañana del jueves 12 de mayo: «Cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos. Esta es una política distinta, complemente distinta». Alabado sea el Señor, pues de aquí en adelante los violadores, secuestradores, asesinos, estafadores, ladrones, extorsionadores y cualquier tipo de delincuente tiene en el presidente López Obrador a un ángel de la guarda, un santo que los cuide y proteja para que nada les pase mientras están persiguiendo a las patrullas del Ejército, mientras están violando a las hijas de los mexicanos, mientras están asesinado a los hijos de la Cuarta Transformación.
Y si usted cree que el presidente cometió un desliz, la mañana del viernes 13 de mayo ratificó sus dichos, su manera de pensar: «Fíjense que así pienso». No nos queda la menor duda de que así piensa.
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