Los meros machuchones de la 4T saben que José Ramón López Beltrán es el hijo incómodo del presidente; es una piedra en el zapato para el Ejecutivo federal. Saben que su familia es el talón de Aquiles de un personaje que, desde años, había manejado el discurso de una falsa austeridad republicana. Saben que el reportaje sobre la Casa Gris le caló hondo al presidente y que su rencor contra el periodista Carlos Loret de Mola ha crecido, al grado que su gobierno le ha dedicado muchas horas para denostarlo y degradarlo ante la opinión pública, desde luego con muy pocos resultados.
Lo cuestionable de todo ello es que ahora el jefe del Ejecutivo federal sale caso como Santo Tomás, incólume y puro, ante las acusaciones de por el asunto de la contratación de su hijo incómodo, José Ramón López Beltrán, por una firma propiedad de los hijos del empresario turístico Daniel Chávez Morán, quien colabora con el gobierno en el proyecto del Tren Maya, entre otros.
No cabe duda que la Secretaría de la Función Pública tiene la cobija más grande de la 4T. O será acaso que somos muchos los malpensados.
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