Tuvimos que llegar a una inflación superior al 7 por ciento para que el presidente de México le pusiera atención a la economía familiar y dejara de estar acosando a Carlos Loret de Mola. En un recuento de las mañaneras, el presidente de México ha ocupado más tiempo para excusarse, para atacar a los medios, empresarios, ambientalistas y sobre todo a su archienemigo, Carlos Loret de Mola, que a plantear la estrategia de su gobierno. Ya es un clamor en todo el país ver cómo los precios de los productos de la canasta básica han aumentado como no se había visto en décadas.
Hasta el diario oficialista La Jornada lo ha tenido que reconocer: «El mayor impacto se observa en la carne de res, cuyo kilogramo pasó de 146.3 pesos a 173.1 pesos en el último año, es decir, un alza de 18.3 por ciento. El tocino subió 13.4 por ciento, la leche 12.9, la carne de pollo 10.3 y la carne de cerdo 10.9 por ciento».
En cuanto a frutas y verduras el mismo diario anota: «En este rubro el limón es el producto que muestra el mayor encarecimiento con 113 por ciento, luego de que el kilogramo pasara en el último año de 41.2 a 88.1 pesos; seguido por el aguacate con 85.7 por ciento al escalar de 45.2 a 84.8 pesos el kilo. Detrás se encuentran la toronja con 44.6 por ciento, la uva con 31.9, la manzana con 28.5, la naranja con 19.2, el plátano con 15.9 y el mango con 15.5 por ciento».
Empujado por esta crisis, el presidente ha decidido dejar a un lado el tema principal de las mañaneras, atacar a sus adversarios, para dedicarse a realizar un plan para enfrentar inflación y garantizar precio justo en productos básicos. Habría que recordarle al presidente que este tipo de planes no han tenido los resultados que se esperan.
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