A todos les queda claro, el presidente López Obrador no procederá contra Enrique Peña Nieto, expresidente de México, a quien en campaña él había prometido meter a la cárcel por la galopante corrupción que comandaba. En su momento el candidato López Obrador comparó el gobierno de Peña como «un cochinero y una gran corrupción». Pero las cosas han cambiado. Enrique Peña Nieto es intocable y sólo en alguna ocasión le han reconvenido a que sea más prudente y menos exhibicionista.
Pero en este gobierno, a pesar de que dos de sus más cercanos colaboradores están presos, nada se le imputa a Peña Nieto. Por ejemplo, Rosario Robles, a quien Peña un día cubrió con el manto de la impunidad con su frase «No te preocupes Rosario», sigue presa por la famosa “Estafa Maestra”, siendo que esa operación benefició al propio Peña Nieto y a su partido.
Lo mismo sucede con Emilio Lozoya, otro cercano colaborador de Peña, quien es acusado de operaciones con Odebrecht y otras estafas, todas para beneficio de su entonces jefe. Pero el caso es que en la FGR de Gertz Manero no hay una sola investigación en contra del sujeto que entregó la presidencia a López Obrador. De que hay pacto, hay pacto.
Comentarios