Cada día que Alejandro Gertz Manero pase en la Fiscalía General de la República, es un día más de vergüenza para el presidente López Obrador, quien sigue respaldando a un delincuente encargado de la procuración de Justicia. Fue la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que indicó que el fiscal de la República actuó con dolo de manera criminal, inculpando con pruebas falsas, con delitos falsos a una mujer de 95 años y a su hija de 67 años.
El periodista Héctor de Mauleón relata las condiciones en que Alejandra Cuevas, quien fue detenida con engaños, pasó en una celda: «A ella y a otras dos les tocó dormir en el suelo. Estuvo sin cobijas, sin colchón, sin papel de baño, y sin poder ver a su familia durante las siguientes tres semanas. Una interna le regaló un poco de papel sanitario. Otra más le convidó un poco de pasta dental. El ambiente era depresivo. Las internas lloraban, comían galletas, dormían, se deprimían, algunas veces se peleaban a golpes con una saña y una furia que Alejandra no había conocido jamás. Un día, una mujer que estaba sentada a su lado se cortó ambas muñecas con la tapa de una lata de atún (su ingreso está prohibido, pero las venden en la tienda). Otro día, una mujer a la que le faltaban solo dos meses para salir, se colgó».
Y de no ser por la presión en redes sociales y en los medios informativos, Alejandra Cuevas, acusada injustamente de la muerte de Federico Gertz, pudo haber pasado el resto de su vida en esas condiciones. ¿Cómo puede el presidente sostener en su cargo a este delincuente? ¿Cómo puede Ernestina Godoy, la fiscal de la CDMX, quien se coludió con Gertz Manero, dormir tranquila? ¿Cómo puede Alejandro Gertz vivir con tanto odio en el alma?
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