Y los aficionados del Atlas dicen que no fue una riña, la porra del Querétaro los enjauló; “fue una emboscada, no una rima entre porras”

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Son muchos los relatos que han surgido a partir de lo ocurrido en el Estadio Corregidora de Querétaro FOTO: WEB

Son muchos los relatos que han surgido a partir de lo ocurrido en el Estadio Corregidora de Querétaro. Los aficionados del Atlas afirman que no hubo una riña, como en los medios se quiere hacer ver, sino que fue una emboscada por parte que la porra de los Gallos Blancos. En redes sociales Sebastián Estremo relata: “Vimos desde nuestra jaula como los de la barra del Querétaro corrían por los pasillos del estadio. De pronto estábamos rodeados por ambos lados. Insisto enjaulados, sin nada con qué protegernos. Desde arriba también nos rodearon, nos empezaron a lanzar BOTELLAS DE VIDRIO. Las teníamos que esquivar, una le dio en la cara al que estaba a lado de mí.  

Ahí comenzó el verdadero caos, el partido increíblemente seguía. Se metió a la cancha uno de Querétaro y fue a la jaula a provocar. Alguien de fuera abrió a un costado nuestra jaula. Unos huyeron a la salida. Nosotros no pudimos por los botellazos. El portero de Querétaro se acercó a tratar de calmar los ánimos. Ya era muy tarde. El partido se suspendió. FUE UNA EMBOSCADA, no una mentada riña entre porras. Claramente las autoridades del estadio colaboraron. Tratamos de huir de los botellazos a la cancha, pero ya nos rodeaban.  

Un grupo de atlistas se organizó y salió a repeler el ataque. Esa gente me salvó tal vez la vida a mí y a Bere. Fueron los únicos que defendieron al grupo atlista. Los de Querétaro tenían botellas, asientos y cintos. Nosotros nada. Había familias. En ese minuto que duró el repele pudimos huir a la cancha, después hubiera sido imposible. Pensamos que estábamos seguros, pero no, nos persiguieron. Al que se caía o era atrapado lo golpeaban entre varios. Los encueraban y les quitaban sus pertenencias. Golpeaban a matar con toda la zaña del mundo. Sabían lo que hacían”. 

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