Nuevos datos surgen de la masacre de Marcos Castellanos, en Michoacán, en donde se reportaron enfrentamientos y la presunta ejecución de 17 personas. Hasta el momento se sabe que el alcalde señaló que, por protocolo, la Policía Municipal tuvo que replegarse del lugar al verse superada en número y es que las autoridades municipales han señalado que eran más de 60 individuos fuertemente armados. También la Fiscalía del Estado de Michoacán confirmó que llegó al lugar tres horas después de los hechos y que no se encontraron cuerpos, pero que la banqueta estaba «recién lavada».
Un individuo de esta corporación señaló que se encontró una bolsa negra con restos de masa encefálica y artículos de limpieza. La misma Fiscalía reconoció que efectivamente sí hubo el asesinato de varias personas, pero que hasta el momento no han encontrado los cuerpos de los masacrados.
Este ajuste de cuentas entre bandas criminales se da en un marco donde al Ejecutivo federal le ha costado reconocer la ola de violencia que se ha desatado en el estado de Michoacán. Al parecer, el despliegue de elementos de la Fuerza Nacional no ha amedrentado a los cárteles que, como vemos, se pasean como si estuvieran en la sala de su casa. Ojalá y que el Gobierno Federal busque una estrategia alternativa más efectiva, ya que la de “abrazos no balazos” no ha dado resultados.
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