En Veracruz se siguen llevando a cabo actos delictivos en todas las zonas de su territorio. Sobre todo en el sur, donde los alcaldes de esos municipios se han dado cuenta de que los grupos del crimen organizado siguen haciendo de las suyas. Basta con mirar las páginas de nota roja de los medios informativos para darse cuenta que en Veracruz sigue imperando el delito. A pesar de ello en Veracruz tenemos a un gobernador que no consigue ver esa realidad, antes bien echa las campanas a vuelo para advertir que en el estado la lucha contra el crimen ellos la van ganando.
Entrevistado Cuitláhuac García declara: “Después de años en que no se veían resultados en el tema de seguridad, hoy los tenemos en Veracruz. Hemos logrado disminuir tajantemente los delitos de alto impacto. Empieza también a cambiar la percepción; la gente empieza a sentir que hay seguridad”.
Pero qué se puede esperar de un gobernador que ve como un gran logro de la Cuarta Transformación que en los baños de las gasolineras ya no se cobre; aunque se sigue cobrando. Qué se puede esperar de un gobernador que defiende un delito que sólo ha servido para imponer la represión y el abuso. La estulticia nubla la razón del gobernador a tal grado que no le permite ver la realidad.
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