López Obrador, quien vive en el «país del nunca jamás», pensó que el gobierno de los Estados Unidos no habría de contestar a sus bravatas. Después de que el jefe de Estado Anthony Blinken declarara que le preocupa el asesinato de periodistas en nuestro país, el presidente de México le contestó de manera poco diplomática: «Pedirle de favor que se informe y que no actúen de manera injerencista porque México no es colonia de Estados Unidos, ni es un protectorado. México es un país libre, independiente y soberano». ¿En qué momento la preocupación del secretario de Estado puede ser un acto de injerencia?
La respuesta de la Casa Blanca debe dejarle claro al presidente López Obrador que Estados Unidos está dispuesto a contestar a sus bravatas. Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca respondió así al presidente: «Hemos visto, en los hechos, las amenazas que enfrenta el periodismo en México y esa es la preocupación que expresó el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, en nombre de Estados Unidos, sobre esos abusos. Creo que habló con base en los hechos sobre el terreno».
Y es que resulta inocultable lo que está pasando en México, que tan sólo en dos meses lleva 6 periodistas muertos, varios atentados e infinidad de amenazas. Esos son los hechos inocultables y no se necesita estar muy informado, pues todo está a la luz del día.
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