La que no la tiene fácil es la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, de quien se esperaba más en tan importante secretaría. Resulta que la senadora Cecilia Sánchez del partido Morena la ha señalado de cobijar la corrupción, por avalar que compita Ricardo Aldana, implicado en el Pemexgate, para la elección del secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (Pemex). Y es que las elecciones ya están a la vuelta de la esquina; están programadas para el 31 de enero y hasta el momento nadie le ha hecho una observación a un personaje que se ha identificado plenamente con los cochupos del impresentable Carlos Romero Deschamps.
Sin embargo, no sólo ha tenido ese señalamiento, varios actores sindicalistas afiliados al SNTE han estado denunciando las irregularidades que se han dado en las renovaciones seccionales por parte del grupo de Alfonso Cepeda Salas. Por cierto, causa extrañeza que nadie de la 4T haya hecho la observación del conflicto de intereses que se ha dado en el SNTE, ya que es bien sabido que el propio padre de Luisa María Alcalde ha trabajado como asesor del actual Comité Ejecutivo del SNTE.
Lo cierto es que en estos momentos, el llamado «soldado del ejército intelectual» del SNTE ha sabido colarse en el grupo cercano del tabasqueño para ponerse como tapete y apoyar cualquier pretensión, decisión o solicitud que haga el presidente. Al menos eso es lo que percibe el grueso de los maestros afiliados a este gigante magisterial. Ojalá y que el presidente exija cuentas claras a Luisa María Alcalde y que se dé la verdadera democracia sindical que tanto se prometió en campaña. Es lo menos que esperan los maestros.
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