Nuevo Mesías dejaría a Claudia Magdalena en el trono

Sheinbaum
Claudia Sheinbaum Pardo y Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB
*Judas Monreal no se ahorcaría, sino que saldría ganando
*Pedro Ebrard ya no sería la cabeza de la nueva Iglesia

Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / AUNQUE LA Santidad que percibe el padre Alejandro Solalinde Guerra en la imagen del Presidente Andrés Manuel López Obrador, no será motivo suficiente para que el Papa Francisco lo beatifique en vida –aun cuando la beatificación es un procedimiento de tipo eclesiástico a través del cual la figura Papal manifiesta o expone que un personaje ya difunto disfruta de la gloria del cielo y es digno de todo tipo de cultos gracias a las virtudes que este poseía-, AMLO se ha ido definiendo así mismo como el nuevo Mesías que esperaban cierta sociedad tras la crucifixión de Jesús –hace casi dos mil años tomando en cuenta que el calendario inicia con el nacimiento del nazareno y no con su muerte-, y en ese contexto da muestra de inclinaciones sucesorias no en favor de Pedro, considerado la piedra angular de la Iglesia Católica (que en este caso podría ser Marcelo Ebrard quien se la ha jugado desde siempre con el ahora Presidente), sino a favor de María Magdalena, mencionada, tanto en el Nuevo Testamento canónico como en varios evangelios apócrifos, como una distinguida discípula de Jesús de Nazaret, y cuyo nombre hace referencia a su lugar de procedencia: Magdala, localidad situada en la costa occidental del lago de Tiberíades y aldea cercana a Cafarnaúm (que en este caso sería Claudia Sheinbaum Pardo cuyos orígenes, según se sabe ahora, estarían, precisamente, por aquellas regiones judías, ya que es la segunda hija del matrimonio del químico Carlos Sheinbaum Yoselevitz y la bióloga Annie Pardo Cemo. Su padre fue un ingeniero químico, cuya familia ashkenazí vino desde Lituania hacia México en la década de 1920, cuando la migración judía hacia nuestro país comenzó a incrementarse considerablemente. El abuelo de Claudia Sheinbaum fue un comerciante de joyas que en México se vio involucrado en las actividades del Partido Comunista Mexicano. Y en la casa de los Sheinbaum, la vida cotidiana se desarrollaba en idish, con platillos ashkenazíes y con observancia de las fiestas mayores judías. En suma, la jefa de Gobierno no es hija de padres mexicanos, pero proviene de por aquellas tierras santas, muy a propósito de lo que buscaría AMLO para consolidad la sucesión.

EN EL nuevo Testamento también existen otros personajes notables, aunque no por ello con referencias positivas. Uno de ellos fue Judas Iscariote conocido como el traidor. Fue el hijo de Simón quien vivió en Kerioth de Judá, y según la Biblia, el traicionó a Jesús por treinta piezas de plata y luego se ahorcó (Mateo 26: 14,16), aunque otras referencias argumentan que solo fue usado por los designios divinos ya que alguien tenía que perpetrar ese acto deleznable. Pero Judas, el hombre que llegó a ser el traidor, es el enigma supremo del Nuevo Testamento porque es muy duro ver como alguien que estuvo tan cerca de Jesús, que vio tantos milagros y oyó muchas de las enseñanzas del Maestro pudo entregarlo en mano de sus enemigos. Su nombre aparece en tres listas de los 12 Apóstoles (Mateo 10:4; Marcos 3:19; Lucas 6:19). Se dice que Judas vino de Judá, cerca de Jericó. El era un judío y el resto de los discípulos eran Galileos. Era el tesorero del grupo y estaba entre los que lideraban conversaciones. Se dice que era un judío nacionalista violento que siguió a Jesús con la esperanza de que a través de él sus sueños y su llama nacionalistas pudieran ser realizados, esto es, que Jesús encabezara la rebelión judía para echar de la ciudad a los Romanos. Nadie puede negar que Judas fuera un hombre codicioso y a veces usó su posición como tesorero del grupo para tomar dinero del monedero común. No hay una razón cierta de por qué Judas traicionó a su maestro, pero no fue su traición lo que colocó a Jesús en la cruz, sino nuestros pecados, según lo relatan las tradiciones cristianas. Su símbolo apostólico es el lazo corredizo de una horca, o una bolsita de dinero con piezas de plata cayéndose de él.

PUES BIEN, el nuevo apóstol Judas Iscariote ya lo tiene el Presidente visualizado en la persona del senador zacatecano, Ricardo Monreal Ávila, quien sueña ser el sucesor del Mesías o la piedra angular del cambio o cuarta transformación, y al ser desdeñado en una primera instancia advirtió desde Octubre del año pasado que siempre ha dicho si no hay inclusión, habrá división y si no hay apertura habrá ruptura. Por ello ha dejado en claro la necesidad de tener un proceso transparente de selección de candidatos rumbo a la Presidencia dentro de Morena. “Soy una mezcla extraña. Una especie de socio de un proyecto de nación, pero nunca un subordinado incondicional”, además de dejar en claro que los miembros de Morena deben llegar unidos para las elecciones de 2024. “Si no somos capaces de interpretar correctamente el momento político, corremos el riesgo de no ganar la elección”, y eso lo ha repetido en incontables ocasiones, hasta que un buen día el nuevo Mesías amaneció de mal humor y consideró que era necesario dar un tatequieto al Judaico Monreal, y sin más ordenó al Gobierno de Veracruz, sin más voluntad que obedecerlo ciegamente a cambio de halagos frívolos, buscar entre los más cercanos colaboradores del zacatecano algo que lo pusieron en evidencia. Ipso facto, el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez dio la instrucción al aporreador Eric Patrocino Cisneros Burgos, y de buenas a primera encontraron a un chivo expiatorio en la persona de José Manuel del Río Virgen, entonces –y todavía- secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, a quien Monreal preparaba para lanzarlo como precandidato al Gobierno de Veracruz en el 2024, y a quien experiencia y títulos académicos no le faltan. Del Río terminó en la cárcel porque, para entonces, Monreal se había confrontado con Cuitláhuac García Jiménez ridiculizándolo como un gobernante represor y déspota que utiliza los instrumentos jurídicos y judiciales del Estado para perseguir a sus enemigos, y llenar las cárceles de presuntos ultrajadores de la autoridad.

MONREAL QUEDARÁ ante los morenos o seguidores del nuevo Mesías como el moderno traidor, pero a diferencia de lo que dice la Biblia en torno a Judas Iscariote que terminó quitándose la vida, ahorcándose, arrepentido de haber traicionado al maestro, el zacatecano podría convertirse en el sucesor si los que desdeñan la doctrina amlista se suman y conforman una coalición para echarlo del poder, y para que la cuña apriete debe ser del mismo palo. Por ello no se descarta que Monreal Avila, que va ganando simpatizantes, se erija en el nuevo líder no por su milagros sino por la decisión de destronar lo que no funciona, salvo que en un arranque de ira el vengativo Salvador lo mande encarcelar y cortarle la cabeza como Heroles a Juan el Bautista, algo que, sin duda, terminaría por dividir a MoReNa y al País, y la cuarta transformación no pasaría ser una deformación de cuarta que ponga otra mancha al País por ambiciones insanas de quienes se han pronunciado a favor de ese mal sentimiento. Así las cosas. OPINA [email protected]

Todos los derechos reservados. Este material no puede ser publicado, reescrito o distribuido sin autorización.

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *