Muy seguro está el presidente de su lucha y de su Cuarta Transformación. Tanto que, comentando sobre la estatua a su persona que le tiraron en Atlacomulco, Estado de México, López Obrador dijo: «Cuando muera, mis amigos quizá inscriban en mi tumba: ‘Aquí yace un soñador’, y mis enemigos: ‘Aquí yace un loco’. Pero no habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: ‘Aquí yace un cobarde y traidor a sus ideas’». Habría que decirle al presidente López Obrador que muchos ya lo andan diciendo, que traicionó sus ideas e ideales. Sólo habría que poner un ejemplo, que de alguna manera es el que con más solidez sostenía su carrera política, la honradez.
Hasta antes de los videos de Pío López Obrador, donde se ve al hermano del presidente recibiendo dinero de David León, operador de Manuel Velasco, en ese tiempo gobernador de Chiapas, nadie dudaba de la honradez del presidente. Pero después vinieron más videos, más revelaciones y el tótem de la honradez lopezobradorista se partió en dos.
López Obrador traicionó sus ideas, sus ideales, ya cuando dice en las mañaneras que él no es corrupto, que no es como los otros, pocos, muy pocos le creen. Pero también están sus intentos de opacidad, pretendiendo no dar información sobre sus obras, y eso porque se reveló que desde su gobierno se siguen contratando empresas fantasma. Y así, es cosa de buscar un poco para darnos cuenta que sí hay razón para poner en su epitafio: «Aquí yace un cobarde y traidor a sus ideas».
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