Irineo Domínguez Méndez / Es incuestionable que la coyuntura política, – para algunos “espectro político” -, favorece totalmente al gobernador; pese a quien le pese, así lo indican los últimos hechos. El “chapulineo” de diputados y el reciente de presidentes municipales son un ejemplo; otros lo representan la división de sus opositores políticos, como la de los panistas y perredistas, en los cuales algunos grupos quieren “desbancar” a sus actuales dirigentes; a lo que se suma, también, la dependencia descarada que tienen los otros poderes en relación con el ejecutivo del Estado. En lo político es el gobernador quien ha logrado consolidar a su partido, nadie puede pavonearse con su sombrero; so pena de caer en una falta de respeto o sublevación.
Sin representar un hecho sobresaliente el chapulineo de presidentes municipales “huérfanos” de partido, es de reconocerse la oportunidad aprovechada para sumarse a las filas del partido Morena. Seis de los siete partidos que tuvieron su debut en el proceso electoral pasado perdieron su registro en Veracruz; entonces, prefirieron ser “entenados”, con el fin de facilitar recibir un trato sin discriminaciones. Ojalá no lleven la penitencia en el pecado. Se presume que podrían “sufrir propuestas de trabajadores” para integrar sus plantillas de personal.
Otro ámbito favorable al gobernador es la escandalosa división que sufre el PRD, el cual se ha declarado como un partido político “de izquierda socialdemócrata, basado en la dignidad, la libertad, la ética pública, la democracia, la justicia, bla, bla, bla”, etc., etc. En Veracruz varios grupos quieren dar golpe de estado contra el actual presidente estatal; a quien acusan de “cortesano” del gobernador y de quien se rumora querer “cuidarse la espalda” de anteriores denuncias penales. Su situación se agravó al quedarse sin diputadas en el congreso local; Ellas “brincaron” primero a las filas del partido del gobernador. La caída del PRD aún no toca fondo.
El PAN, a regañadientes, mantiene una unidad falaz; el actual presidente estatal se dice está al servicio del ejecutivo. A pesar del golpeteo contra el grupo de los Yunes, el más dañado es el del “chapito”; pues, su aspirante a la gubernatura, actual senador, “se quemó” al aparecer con el dirigente del partido español “Vox”. Obtener la presidencia estatal es primordial para el palomeo de candidatos en el 2024. La lucha intestina de este partido beneficia al gobernador. El domingo sabremos quien es dueño del PAN estatal.
Otro hecho más que fomenta el fortalecimiento del gobernador es la dependencia – solicitada o no – de los otros poderes. Resulta obvio que el legislativo – apabullantemente moreno – apoye cualquier iniciativa o manifestación del gobernador; aún con las garrafales fallas que tuvo la pasada legislatura, este poder le sirve a ciegas. Ningún diputado local o federal puede presumir que obtuvo su candidatura por méritos propios; radio bemba dice que las candidaturas y curules se las deben al gobernador; entonces, modificando el dicho: “quien pone, manda”.
El poder judicial ha resultado una porquería, sin importar quien lo presida. Una y otra vez se observa la disposición “de servir” al ejecutivo del Estado. Para no ir muy lejos, la actual presidente rehúye manifestarse en relación al delito de “ultrajes a la autoridad”, el cual es cuestionado por todos los ciudadanos cuerdos. Son los jueces los que tienen mayor responsabilidad al decretar medidas cautelares de privación de libertad “provisional”. Es el caso de que la justicia federal ha amparado a seis jóvenes procesados por este delito; sin embargo, nada ni nadie podrá repararles el daño causado: “cárcel sufrida, ni Dios la quita”. Por otro lado, la presidente sabe quién o quiénes desfalcaron las arcas de ese poder, pero omite informar al respecto. ¿Quién le pedirá que calle?
La coyuntura actual indica que el gobernador pasará una navidad y año nuevo inolvidables como inmejorables. Solo falta que ponga en su lugar a quienes le fallaron; él sabe quiénes son; iniciando por el seudo dirigente.
Otro sí digo. – Desmiento a quienes han dicho antes: “si al gobierno le va bien, al pueblo también”. Al pueblo se lo está llevando la chingada.
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