El gran maestro dijo a sus seguidores: «El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama». Desde luego refiriéndose a la lealtad a su reino y a la misión que tenía encomendada, a saber, rescatar a la humanidad pecadora. Pues resulta que el presidente de México asume una postura semejante. No obstante, la diferencia es que el primero señalaba que su reino no era de este mundo y no se le conoció ninguna práctica de corrupción o mentira. En el caso de Andrés Manuel López obrador, ha cerrado los ojos, sobre todo cuando algún medio ha señalado que sus hermanos o familiares se han visto en actos deshonestos, específicamente recibiendo dinero.
El Ejecutivo federal, de manera inmediata, lanza descalificaciones a los medios y minimiza lo que a todas luces es un acto de corrupción. La revista Proceso de esta semana hace una entrevista que no tiene desperdicio alguno a Rosa Albina Garavito Elías, excompañera de AMLO, cuando ambos militaban en el PRD; esta catedrática con un visión lucida y libre de rencores, señala que vamos rumbo a un “presidencialismo autoritario”.
Amenazas contra la institucionalidad democrática, el menoscabo al Estado laico, la creciente militarización del país son acciones que ha ejecutado el presidente y que la investigadora señala como luces de alerta para el regreso del presidencialismo autoritario. Vale la pena que aparte tiempo para leer el artículo completo bajo el tema: “AMLO y su vocación por restaurar el presidencialismo autoritario”.
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