Cuitláhuac García, lo suyo, lo suyo es el baile; desde las noches en Barlovento hasta las danzas en Tempoal. Por eso todos se lo llevan al baile

Cuitláhuac García es recordado en las noches de Barlovento, ese antro ubicado cerca del panteón de Palo Verde, donde el Combo 21 hacía el deleite con su música de salsa. El gobernador del estado no sabrá discursar, pues no coordina lo que piensa con lo que dice, pero cuando se trata de bailar, Cuitláhuac García es todo un “Sergio el bailador”. Se conoce todos los pases de salsa y de cumbia, y por si fuera poco, haciendo honor a su nombre prehispánico, se pone a bailar las danzas antiguas, esas que requieren huarache, máscara y plumas.

Así lo demostró en Tempoal, donde se puso al par de los danzantes enmascarados; entre judíos y moros el gobernador de Veracruz le daba al zapateado, tapando la boca de aquellos que dicen que no sirve para nada; no servirá para gobernar, pero que tal para el zapateado. Es por ello que los veracruzanos lamentamos que en algún momento de su vida Cuitláhuac García haya dejado el botín, la guayabera y el paliacate y se pusiera a hacer grilla en el PRD junto con su padre.

Perdimos a un gran bailarín, a un Joaquín Cortés xalapeño, a un discípulo de Amalia Hernández, o aun integrante del ballet de Milton Ghio. En cambio, ahora tenemos a un gobernador mediocre, el más inepto según los expertos. No nos extraña que, en su gobierno, a Cuitláhuac García todos se lo lleven al baile.

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