Se quiera reconocer o no, pero hay tres personajes que han aportado mucho al fortalecimiento de la democracia en el país. Nos referimos a Ifigenia Martínez, Cuauhtémoc Cárdenas y al histórico Porfirio Muñoz Ledo. Todo ellos en algún momento han convivido y conocen de cerca al presidente Andrés Manuel López Obrador. Saben que lidiar con el tabasqueño no es fácil. En algún momento, el actual Ejecutivo federal ha dado rienda suelta a sus rencores y enojos y, por lo mismo, al menos por un tiempo retiró el habla a estos tres pilares democráticos. Con Cuauhtémoc Cárdenas ha tenido desavenencias, ya que el hijo del General Cárdenas ha criticado en varias ocasiones su manera de gobernar.
Con la maestra galardonada ha tenido algunas diferencias por su acercamiento con Porfirio Muñoz Ledo, quien le has espetado en varias ocasiones su intromisión, tanto en el Congreso Federal como con el poder Judicial. Lo cierto es que la decisión de no asistir al Senado para testificar la entrega de la medalla Belisario Domínguez, deja muy mal parado al Ejecutivo federal, sobre todo por el endeble argumento de que una senadora estaría haciendo convocatoria para faltarle al respeto.
Por otro lado, el presidente debería componer las relaciones que tiene con Porfirio Muñoz Ledo, a quien los dirigentes de Morena, especialmente Mario Delgado, lo marginó y lo dejó sin la oportunidad de repetir en el Congreso Federal como diputado. Desgraciadamente, los seres humanos somos muy dados a reconocer las virtudes de las personas cuando éstas ya no están presentes en esta vida. Por lo pronto, el presidente se tomó la cortesía de avisarle a la senadora Ifigenia Martínez de su inasistencia en su condecoración.
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