López Obrador, un presidente que opta por la destrucción como ritual; lo comenta Jesús Silva-Herzog en su libro ‘Demolición’

Destrución
Jesús Silva-Herzog y Andrés Manuel López Obrador FOTO: WEB

Muchos, al inicio del gobierno de López Obrador, se preguntaban si el nuevo presidente echaría abajo el proyecto del aeropuerto de Texcoco, la magna obra que Enrique Peña Nieto dejara pendiente. Muchos creyeron que no, que reformaría el proyecto, que haría muchos ajustes, pero que no lo echaría abajo; eran muchos miles de millones de pesos echados a la basura. Pero lo hizo, ¿por qué? Tal vez el nuevo libro de Jesús Silva-Herzog sobre AMLO, titulado Demolición, nos dé alguna luz.

Dice el autor en unos párrafos: «De ahí la renuencia a reformar y el orgullo de las destrucciones. Así se inauguró, con un solemne ritual de demolición. Quien se imagina como el Cuarto Padre de la Patria eligió la destrucción como su ceremonia inaugural. Por ello decidió cancelar el aeropuerto que era la obra más importante del gobierno previo, para plantar su autoridad frente al pasado y mostrar su poder frente al país. No soy adorno, dijo, festejando la demolición. La primera señal de su mandato fue un aviso: convertirá en polvo lo que se le dé la gana. Dirá que obedece al pueblo. Aunque se pretenda hazañosa, ésta es la visión más pedestre de la política, la más infantil. El niño se descubre poderoso cuando rompe su juguete. Es sólo entonces que se siente dueño de algo. Al ver el muñeco hecho pedazos sonríe satisfecho porque sabe que él ha provocado el destrozo».

¿En manos de quién estamos?

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